¿Quién es el ministro más vago?
Cuando las funciones no están ni claras ni bien definidas, la posibilidad de despiste institucional se dispara
Se preguntarán ustedes por qué aparece este titular en la sección de Economía, así que voy a intentar explicarlo. La Intervención General del Estado, en su apartado de Contabilidad Pública Estatal y concretamente en la sección dedicada a la Ejecución del Presupuesto de la Administración General del Estado, ha publicado el cierre de los datos relativos a la ejecución del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (Fondos Next Generation).
Los datos publicados por la IGAE son, sencillamente, deprimentes. Tenemos 22 ministerios, muchos de los cuales —según la percepción de buena parte de la ciudadanía— están plagados de cargos políticos cuya utilidad real para el país es, en el mejor de los casos, dudosa.
Tanta estructura ministerial favorece la promiscuidad de la vaguería: cuando las funciones no están ni claras ni bien definidas, la posibilidad de despiste institucional se dispara. Tanto es así que, para 2024, a los 22 ministerios se les asignaron 34.236 millones de euros del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. El resultado: tan inútiles, tan incompetentes y, a la vez, tan rematadamente vagos han sido, que solo han logrado que lleguen a la economía real 9.114 millones de euros. Y lo peor de todo es que no se les cae la cara de vergüenza.
La desidia, la ineficacia, la falta de sentido de responsabilidad y el escaso amor por nuestro país se evidencian en una cifra rotunda: apenas se ha ejecutado el 26,6 % de lo que aún queda por repartir de los 48.000 millones ya recibidos.
Desayunando con mi amigo, el escritor e historiador Marcos López Herrador, le comenté que pensaba titular este artículo «¿Quién es el ministro más vago?». Le hizo mucha gracia, y me prometió enviarme una greguería para ilustrar qué es, en esencia, ser un vago. Permítanme compartirla con ustedes, porque me parece sencillamente brillante: «Vago es todo aquel que ama el esfuerzo, siempre que sea de otros.»
No creo que exista una frase que defina mejor a este Gobierno: aman el esfuerzo, sí, pero el de los demás. Así que procedamos a retratar a los campeones de la vagancia ministerial. A continuación, les pongo la lista para su uso disfrute de la vagancia generalizada de este Gobierno en hacer llegar el dinero a las empresas:
En primer lugar, medalla de oro a la vagancia para la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz. Tenía un presupuesto de 516 millones y solo ha conseguido ejecutar 65,9 millones, lo que representa un exiguo 12,8 % del total.
Medalla de plata para la ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez García, al frente de uno de los ministerios que más necesita decisiones e inversión. De los 3.168 millones asignados, solo ha movilizado 457,6 millones, es decir, un 14,4 %. Bravo, Isabel: tú sí que vales… pero probablemente para otra cosa.
Medalla de bronce para el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, con un presupuesto de 6.112 millones y una ejecución de 972,6 millones, apenas un 15,9 %. ¿Este no es el ministerio responsable de los Perte y del programa Moves? Debe de echarse siestas de campeonato tras cada comilona.
En cuarto lugar, diploma especial para el Ministerio de Transformación Digital y Función Pública, dirigido por Óscar López. Disponía de 7.014 millones y solo ha ejecutado 1.295 millones, el 18,5 %. El ministro parece creer que la digitalización consiste únicamente en señalar con el dedo a Isabel Díaz Ayuso, porque del resto... saber, sabe poco.
Quinto puesto y otro diploma para el Ministerio de Trabajo y Economía Social, a cargo de Yolanda Díaz, quien con 621 millones solo ha hecho llegar 116 millones. Eso es un pobre 18,7 %. Está claro que Yolanda anda muy ocupada contando los parados discontinuos… que son muchos, quizás demasiados.
Sexto lugar para el Ministerio de Hacienda, dirigido por la omnipresente María Jesús Montero. Con un presupuesto de apenas 13 millones, ha logrado pagar 2,5 millones. Un esfuerzo ímprobo, sin duda.
Hay otros tres ministerios que también están por debajo de la media del 26,6 % y que bien merecen su diploma a la desidia:
- Ministerio para la Transición Ecológica, de Sara Aagesen.
- Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, de Óscar Puente.
- Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, de Ángel Víctor Torres, quien, por cierto, parece más interesado en dormir en su casa y asistir a actos en Canarias durante los fines de semana.
De los 22 ministerios, hemos repasado a los nueve más vagos. Pero hay otros siete que tampoco se lucen, con ejecuciones por debajo del 50 %. Entre ellos, destacan Defensa e Interior que, como no tienen problemas, apenas han colocado el 33,4 % y el 36,5 % respectivamente.
Lo más grotesco es que entre los seis ministerios restantes, el que más ha ejecutado es el de Agenda 2030, con 939 millones gastados en algo que, en la práctica, solo sirve para alimentar más wokismo. Esto, sin duda, retrata las prioridades de este Gobierno, que parecen inclinarse siempre hacia lo raro.
No es de extrañar que, con este nivel de ejecución al cierre de 2024, aún queden 25.121 millones de euros por pagar de los 48.000 recibidos, y que la Unión Europea haya decidido no soltar ni un euro más hasta recibir explicaciones convincentes.
Y para terminar, una pregunta que quizás sea ingenua: si el Banco de España estaba en descubierto en diciembre… ¿dónde están los 25.121 millones que faltan por pagar?