Si este Gobierno creyera en Dios...
Imagínate a Pedro Sánchez cumpliendo el octavo mandamiento: no dirás falso testimonio ni mentirás. O a José Luis Ábalos respetando el sexto, el noveno y quién sabe si el séptimo. No habría Jessicas, ni ERE de Andalucía
Publicábamos el otro día una noticia según la cual los créditos al consumo no dejan de crecer en España. Y añadíamos que cada vez se usan más para viajar, no para tapar agujeros o responder ante una emergencia puntual, lo que me lleva a preguntarme, primero, que a quién se le ocurre. Y segundo, una persona que pide un crédito al consumo para irse a la playa y actualizar Instagram, fingiendo tener lo que no puede pagarse, ¿qué opinión tendrá del Gobierno más caro e ineficaz de nuestra historia? Seguramente buena o indiferente. Alguien que opera así con su propio dinero, alguien que tiene sus prioridades tan a la virulé, difícilmente tendrá una opinión negativa de lo que hace el PSOE con el dinero ajeno.
El día que Sánchez presentó su Francolimpiada dijo que en el franquismo «la gente se tenía que amoldar a la moral cristiana». ¡Como si eso fuera malo! Si este Gobierno creyera en Dios… Digo más: si este Gobierno se guiara por los Diez Mandamientos, que son mucho más breves que el Código Penal, cuántos problemas se habría ahorrado. Imagínate a Pedro Sánchez cumpliendo el octavo mandamiento: no dirás falso testimonio ni mentirás. O a José Luis Ábalos respetando el sexto, el noveno y quién sabe si el séptimo. No habría Jessicas, ni ERE de Andalucía, ni nos gobernaría un prófugo bajo supervisión de un mediador salvadoreño al que nadie ha votado. Seríamos una democracia potable, o al menos un país mejor, donde enchufar amigos y sobrinas carnales tendría una condena unánime, y no un rebaño de charos y sindicatos dispuestos a jalearlo.
Los adanistas tienden a pensar que puede haber moral sin religión. Pero de dónde se creen que vienen las buenas costumbres, la ética y, por tanto, las buenas conductas. ¿Del aire? ¿De un episodio de Hermano mayor? Quienes reniegan del valor de la moral cristiana, de la que somos herederos, me recuerdan a ese niño al que le preguntaron en el colegio «de dónde sale el azúcar», y este respondió que «del azucarero» porque nadie le había explicado que su origen está en la caña o en la remolacha. Estoy convencido de que si todos nos guiásemos por los Diez Mandamientos, o por el mandamiento único, no haría falta ni poner semáforos en las carreteras. Pero cualquiera le explica esto a Bolaños o a Óscar Puente, que son más del artículo 33.