Lo barato sale caro

Estimado Sr. Director:

Soy una estudiante universitaria; hace varios meses saqué por internet con una compañía de las llamadas «de bajo coste» un billete de ida y vuelta Madrid-París para visitar a unos amigos durante el próximo fin de semana. Hace varias semanas recibí un correo electrónico de la aerolínea donde me notificaban la modificación unilateral de la hora del vuelo de regreso. En el mismo correo me informaban que podría cambiar la hora de la vuelta sin coste adicional alguno. Pues no es así. Cuando solicito el cambio, pretenden cargarme unos costes en contra de lo afirmado en su email. En ese momento, quise ponerme en contacto con la aerolínea: llamé incontables veces al llamado número de atención al cliente sin conseguir hablar jamás con ningún operador. Igualmente solicité el cambio de vuelo sin costes al correo electrónico de la compañía, recibiendo la callada por respuesta.

Resultado: frustración ante la pérdida de tiempo y la falta de atención y consideración de una aerolínea que no cumple lo que promete. Constatación: que mis padres tienen razón cuando me dicen que lo barato sale caro. Promesa: que cuando regrese el domingo a Madrid en el horario que me ha impuesto la aerolínea, será la última vez que coja un vuelo de la compañía Ryanair.