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Cartas al director

La historia siempre es maestra del presente

Desde el histórico suceso del pasado 24 de febrero, la invasión de Ucrania por parte de la Rusia de Putin, he podido leer cientos de referencias comparando la invasión de la tierra ucraniana con las acciones que Hitler llevó a cabo en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. No es que no me parezcan comparables, pero como siempre, la riqueza del estudio de la historia de la humanidad nos muestra otro previo a estos hechos, y a continuación me gustaría desgranar brevemente las similitudes de estos momentos con los acontecimientos previos a la Primera Guerra Mundial.

Los años previos al comienzo de la Gran Guerra, como se conoció en un primer momento, vinieron cargados de confianza en el progreso de la humanidad, siendo el máximo exponente de esto la exposición universal de París de comienzos de siglo. Además, el continente llevaba casi 100 años sin asistir a un conflicto generalizado, tras la derrota de Napoleón en Waterloo. Los europeos no creían posible una guerra, a pesar de la carrera armamentística que se había iniciado desde el ascenso de Alemania como nación, y no tenían recuerdos de haber vivido un conflicto armado, lo que causaba cierta admiración, tomándose el inicio de las hostilidades como algo a seguir, e incluso, festejar. ¿No nos recuerdan todos estos precedentes a una sociedad europea que es ajena a los desastres de la guerra?

Por último, numerosos estudios referentes a aquel momento señalan cómo la guerra se podría haber evitado si los dirigentes hubiesen tenido mayor altura de miras, dejando a un lado sus egos personales. Podemos decir que en aquel momento los hombres que dirigían los destinos de aquellas naciones pusieron por delante el deseo de ser importantes sobre el deseo de ser útiles. Una vez más la historia nos está mostrando el camino que debemos seguir, para no tropezar con la misma piedra.

Pablo Fernández González, historiador

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