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Cartas al director

Caliente y frío

No me refiero al legendario programa radiofónico de Álvaro Luis. Me refiero a los años escolares, en los que nuestros maestros nos enseñaban a distinguir entre caliente y frío. Si en el examen decías que 19° es la temperatura de la calefacción dentro de casa, tenías el cate asegurado; y se decías que 27° es la temperatura del aire acondicionado dentro del coche, entonces ya te ganabas el título oficial, para todo el curso, de «tonto de la clase». Y te mandaban a que aprendieses el caliente y frío con Epi y Blas, en Barrio Sésamo. En materia energética, nuestro Gobierno distingue muy mal el frío del calor. Quiere que la calefacción produzca frío y el aire acondicionado, calor. El real decreto ley del ahorro energético, aprobado este lunes, es irracional, ilógico y absurdo. Es un esperpento, un disparate, una grosería. Pero no olvidemos que Sánchez es el dueño de las palabras. Él decide lo que es frío y lo que es calor. Y a callar todos, todas y todes, mujeres, hombres, trans, neutros, sin género, yo qué sé... Todos a callar.

José Luis Gardón

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