¿Qué le pasa a la democracia?

La democracia viene siendo sometida a todo tipo de críticas. No es la primera vez ni será la última. La democracia es responsabilidad de cada uno, que sea responsable de cuanto dice y hace. Sus rivales la descalifican como forma de gobierno. Basta ver, leer y oír lo que dicen nuestros mandatarios políticos para saber que estamos cada día más alejados de ella. Lo falso, lo hipócrita, es que al mismo tiempo y de una forma u otra, todos se proclaman demócratas.

El mayor elogio le llegó de su mayor oponente, del dictador comunista Stalin cuando declaro «democracias populares» a los países del este europeo que le tocaron en la tómbola de la Guerra Mundial. Algo debe de tener la democracia cuando, de una forma u otra, todos se acogen a ella. Aunque el desprestigio que ha sufrido a causa de las mentiras y corrupciones de los encargados de manejarla, ha hecho que el dictador Putin se burle de ella, considerándola incapaz de solucionar todos los problemas de la sociedad. Pero no tiene en cuenta, que todos los problemas surgen de su éxito y sus ideas.

La democracia con todos sus problemas y defectos siempre ha terminado por imponerse a las dictaduras. Y así llegamos a una conclusión. Necesitamos una segunda refundación de la democracia. Es imprescindible el equilibrio de los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Ninguno superior al otro, pero tampoco inferior.

Un Gobierno es absolutista si su mando no está controlado por fuerzas no gubernamentales. La democracia no es solo igualar clases, la mayoría de cualquier clase decide y para evitar que se convierta en dictadura, hay que admitir el derecho de la minoría. Pero si las minorías se multiplican y se unen, gobernar en democracia se hará cada vez más difícil. Gobernarán las minorías en un régimen absolutista. Por eso, esta democracia ya no sirve…