Sánchez, intoxicación permanente

Estimado presidente Sánchez, le informo de que la creación de un Centro Nacional de Salud Pública ya la anunció usted en el mes de julio pasado, en el debate del estado de la nación y para ese mismo mes de julio (no cumplió su anuncio); le informo de que la crisis de Gobierno, en un Gobierno de coalición, no la piensa sólo el presidente, sino sus socios, los cuales, de hecho, le imponen ministros al presidente (¿o no?); le informo de que la renovación del Consejo General del Poder Judicial depende de las Cortes Generales, por lo que son las Cortes Generales (no el PP ni el PSOE) las que están bloqueando desde hace 1.300 días la renovación, sin que vinculen acuerdos firmados fuera de las Cortes Generales (artículos 67 y 79 de la Constitución); le informo de que la solidaridad con Europa en el ahorro energético no está prevista en ningún tratado, nos la impone usted con un decreto disparatado; y le informo de que anteayer, al repasar la actualidad, se le olvidó referirse a los incendios forestales, que no han parado ni un solo día durante este mes de agosto, pese a su «decretazo» del pasado día 1 de agosto (de los incendios del mes de julio, mejor no hablar); le informo, por último, de que en España no cabe censura previa, en ninguno de sus tipos, según establece la Constitución en su artículo 20.2 (recuerde que todos los artículos de la Constitución hay que cumplirlos). En mi opinión, estimado doctor Sánchez, su comparecencia anteayer en La Palma fue una intoxicación en toda regla, aceptable en el periodismo (e inherente en determinado periodismo), pero absolutamente inaceptable en el presidente del Gobierno. Toca presentar su dimisión o, en su defecto, disolver las Cortes Generales, incapaces las actuales de ejercer sus funciones, sin olvidar que tanto el Gobierno como el actual Congreso de los Diputados vulneraron, durante en encierro pandémico, muestras libertades y nuestros derechos fundamentales. Total, na.