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Cartas al director

Indulto escandaloso

Tenemos un presidente del Gobierno que está preparando una de las ignominias mas bochornosa de la democracia. El autoproclamado adalid de la anticorrupción se ha enfundado el disfraz de un samaritanismo vergonzoso y se dispone a indultar a Griñán, el máximo responsable de la corrupción más golfa de nuestra democracia. Se va a pasar por el arco de triunfo la decencia, la justicia, y el código ético del PSOE, que prohíbe apoyar el indulto de cargos públicos condenados por corrupción. Solo Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz, se ha negado a firmar la petición de indulto, izando con valentía el estandarte de su código ético. Llama la atención que los socialistas solo hablen de honradez y no de la comprobada violación de la ley. Si admiten como honradez la ausencia de enriquecimiento, tendrán que admitir también como delincuencia el quebrantamiento de la ley, así que el PSOE está creando una nueva figura jurídica: la de «delincuentes honrados». Un esperpento. Es indecente que Sánchez, proclive a lanzarse a la yugular de sus adversarios por sospecha de corrupción, se niegue a asumir la corrupción de los suyos, condenados con sentencias firmes del Tribunal Supremo. Sánchez se ha radicalizado y está exhibiendo sin sonrojo un cinismo impropio de un político democrático. No cesa en sus pretensiones de acabar con las instituciones, colocándose por encima del Poder Judicial y pisoteando la división de poderes, principio básico del Estado de derecho. Su giro hacia el totalitarismo le está convirtiendo en el político más demoledor de nuestros valores democráticos. Fanático de sí mismo, daría la última gota de su sangre por permanecer un día más en la Moncloa. Ha degradado la política y la ha convertido en un escenario nauseabundo en el que un colchón en la Moncloa vale lo mismo que un jaque mate a la soberanía nacional.

José Antonio Prieto Solís

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