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Cartas al director

La cumbre de la inmoralidad

El que manda en el Partido Socialista llegó al poder gracias al «engaño de un justiciero» de la corrupción del adversario y se está manteniendo en él gracias a la despenalización de la corrupción de los suyos. Esto es la apoteosis del cinismo. El «doctor» Sánchez juega con la ventaja de carecer de principios, lo que sin duda le otorga una superioridad muy difícil de combatir. Con su genialidad política de despenalizar la malversación de caudales públicos, o sea la corrupción, en plena lluvia de fondos europeos, constituye la cumbre jurídica del buen dictador.

Algo así solo está al alcance de un dirigente que es capaz de engañar a una parte del pueblo –a los suyos los primeros que se lo consienten– creando un régimen con un Código Civil de Napoleón. Y Europa se encoge y se retuerce para cobrar la deuda, los prestamistas no tiene consenso, pero siguen prestando a pesar de las condenas del PSOE por malversación. Fuera del Código la malversación. Las condenas de los golpistas son por sedición. Fuera del Código la sedición. Las condenas de ETA-Bildu son… Fuera la justicia, para eso soy el que manda en el progreso.

Entonces, ¿qué es la justicia? El orden que te obliga a obedecer y cumplir con la ley vigente. ¿Qué es un jurista? Alguien de profesión y vocación que obliga a obedecer al pie de la letra la ley.

En el grupo de Sánchez hay «juristas», por lo menos tres, que, sin voz, justifican la despenalización de la corrupción con la idea de que el dinero público no es de nadie (de la constitucionalista Carmen Calvo la de Cabra), hay una malversación buena y otra mala, la buena la que desvía los euros a bolsillo ajeno, y la mala la que desvía los euros a bolsillos propios.

Por supuesto, sin ganarlo trabajando ni robarlo, sino llevárselo puesto desde los puestos por medios de chanchullos y cohechos…

Maximo de la Peña Bermejo

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