Una patraña

Si José Antonio Griñán, en uso de un derecho que le otorga el ordenamiento, interpone un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, pide la suspensión cautelar de su ingreso en prisión decretado por el poder judicial, y, reunidos con urgencia en Domenico Scarlatti los magistrados del TC, éstos acuerdan suspender el ingreso en prisión del expresidente del PSOE, ¿diríamos que el Tribunal Constitucional ha paralizado escandalosamente las resoluciones del poder judicial?; ¿saldría el ministro Bolaños a pedirle a Griñán, en una declaración institucional, que retire el recurso porque ha ido demasiado lejos?; ¿los presidentes de las Cortes Generales se atreverían a decir que el Tribunal Constitucional…? En mi opinión, la patraña de la pasada semana del poder Ejecutivo -del presidente Sánchez y su banda- la patraña de esa semana del poder Legislativo -de los presidentes de las Cortes Generales sr. Gil y sra. Batet- negando todos ellos, ante la sociedad y con gran despliegue mediático, que el Tribunal Constitucional pueda controlar a los tres poderes constitucionales, debería tener una sola consecuencia: la disolución inmediata de las Cortes y la convocatoria de elecciones anticipadas. Han ido todos, demasiado lejos.