Cartas al director
Desprecio de la verdad
Hoy existe un desprecio por la verdad. Algunos se empeñan en elegir la mejor verdad entre las diez o doce disponibles porque la verdad obliga al diálogo y el diálogo puede descubrir el engaño y la mala vida.
Hay en España un bajo nivel cultural que enseguida se delata. Hasta para mentir hay que tener un cierto nivel cultural. El desamor a la verdad se ve diariamente sobre todo en la clase política, donde mentir no conlleva ningún castigo, ni desprestigio, ni penitencia. La mentira es una de las bellas artes que se emplea en el teatro. Pero nunca para arbitrar y organizar el porvenir de las personas o la salud de la sociedad.
Conviene despreciar la verdad, porque si no, igual tienes que escuchar al distinto, barajar la duda y sopesar el progreso para una vida más verdadera. Quien se instala en el engaño y la ocultación como principal estrategia política, es porque piensa que a los españoles no les importa que les mientan.
El problema que tiene el mentiroso es cuando le descubren de fuera, y cualquier intento de confundir a la opinión pública queda al descubierto. Así es como más pronto o más tarde se descubre al mentiroso. Eso es lo que está pasando con el doble juego del doble Gobierno, se han descubierto sus vergüenzas. Lo que han puesto en los papeles para los españoles, no tiene nada que ver con lo que han puesto a los europeos.
Al inquilino de la Moncloa le han vuelto a descubrir la mentira, ¡qué raro! Mentir a los prestamistas y a sus votantes, ¡qué ignorantes! Desde palacio le echan la culpa a los demás, ¡faltaría más! Siempre el mentiroso trata de camuflar la verdad bajo los enredos de la propaganda de sus palmeros.
Subastando con dinero público, a ver quien le apoya mas sus mentiras. Hasta que llegue un momento que no pueda seguir mintiendo a su propio espejo…