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Cartas al director

La moción a una democracia decadente

En estos últimos días se ha insistido persistentemente desde las más variopintas atalayas que estábamos ante una moción de censura extemporánea y estéril. Aunque ha resultado ser tremendamente reveladora principalmente en dos aspectos.

El señor Tamames, desde la calma y el análisis certero, a pesar de haberse filtrado su discurso, ha puesto de manifiesto algo olvidado en el parlamentarismo español: la cámara debe usarse para tratar los verdaderos problemas que aquejan a los ciudadanos, buscando soluciones con consensos si fuese necesario y rehuyendo las improductivas descalificaciones tan presentes en los últimos tiempos.

Además, ha quedado claro cómo esta coalición ha trocado un sistema democrático saludable por uno en franco retroceso al dar una participación inimaginable a partidos de extrema izquierda, golpistas y filoterroristas que en absoluto es lo que mayoritariamente decidieron los españoles en las urnas.

Una verdadera radiografía de las carencias de unos deficientes gestores que han sembrado la discordia entre la ciudadanía y que con sus permanentes desaciertos están hipotecando el futuro de las generaciones venideras.

Por lo tanto, de cara a las próximas elecciones generales, servirá para que aquellos indecisos dictaminen en consecuencia al albur de lo presenciado por el bien de todos los españoles. Para eso habrá, entonces, servido este último esfuerzo de bondad del casi nonagenario D. Ramón.

Juan Romero

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