Cartas al director
Sequía, repoblación y pantanos
Desde la antigüedad la península ibérica ha sido una tierra que ha sido árida, lo demuestra que las primeras poblaciones guardaban el agua en pozas, luego llegaron los romanos que se encargaron de trasladar el agua donde era necesaria, haciendo verdaderas obras de ingeniería, con pantanos, acueductos, etc. También los árabes realizaron obras hidráulicas, acequias que todavía perduran en la actualidad. Siempre, a través de los siglos, ha sido el agua preocupación de las autoridades, da igual el régimen político que hubiera en cada momento. El Emperador Carlos I inicia el canal imperial de Aragón, impulsado por el conde de Aranda y Ramón Pignatelli, una de las obras más importantes de Europa, Joaquín Costa defendía la misión social de los riegos en España. La política hidráulica de los tres cuartos del siglo XX siempre fue orientada a la realización de obras e infraestructuras para conseguir recursos hídricos. ¿Si como vemos el agua ha sido una preocupación, por qué desde la instauración de la democracia parece que esta haya desaparecido? Se ha reducido la repoblación forestal, política, que en la dictadura, además de la reforestación, sirvió para que muchos trabajadores del campo pudieran llevar un jornal a casa cuando no había faena, esto me comentaba un paisano de más de ochenta años. Hemos pasado de construir cientos de pantanos y canales de riegos que consiguieron hacer fértiles millones de hectáreas baldías, a destruir gran cantidad de infraestructuras hidráulicas en un momento en el que una parte de la clase política no deja de hablar del cambio climático, de sequía y falta de agua. ¿Pero cuál es la propuesta? España es lo que es, y sabemos de sus ciclos de sequías. En la antigüedad se ha luchado para reducir al mínimo sus efectos y en la actualidad estamos destruyendo azudes y presas, además de no repoblar, tenemos los montes en un estado pésimo lo que favorece que los incendios sean más difícil de apagarlos, este no es el camino.