Alumnado como único guía

La reciente ley aprobada que regirá la Universidad española (LOSU) pretende erigir al alumnado en juez y parte de su formación futura con el objetivo de hacer útiles sus estudios con lo realmente demandado por el mercado laboral actual. Es una propuesta extravagante que consolidará la degradación definitiva de los estudios universitarios. El alumnado participará, según el borrador, en la elaboración de las guías docentes, es decir, qué contenidos estudiar, la metodología más acertada, cómo serán evaluados y qué bibliografía de obligada consulta o qué profesor impartirá la materia. No sólo integrará los claustros con un 25 % de representación, si no que formará parte de la elaboración de los planes de estudio conducentes a los posteriores títulos de grado, y, además, sus informes de evaluación del profesorado serán ya vinculantes, así mejoraremos los resultados académicos que no la formación final. ¿Verdaderamente estos alumnos que acaban la secundaria por decreto, con lagunas alarmantes y sin una idea clara y definida de sus deseos formativos pueden regir su formación académica futura en los aspectos anteriores si, hasta ahora, difícilmente han tenido una pauta clara de disposición para el estudio con una apatía y falta de disciplina alarmantes? El mundo al revés, resulta que los catedráticos de los departamentos didácticos serán aconsejados por neófitos en la materia para mejorar los planes de estudio, las guías didácticas y la docencia española, en general, como si de expertos se tratara. Mejor sería que se quedaran en sus casas y no perdieran el tiempo ni nos lo hagan perder a los que profesionalmente nos dedicamos a esto. ¿Qué sociedad que obvia y desprecia a los auténticos dominadores de sus respectivos campos de saber ha prosperado alguna vez?