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Cartas al director

La ley de leyes

La Constitución española de 1978 es clave para la Historia de España. Marca un antes y un después para la convivencia de los españoles. Recuerdo algunas fechas clave: el 20 de noviembre de 1975, muerte de Franco. A secas. (Las coletillas se las dejo para otros, que tanto se acuerdan de él), 4 de enero de 1977 Ley para la reforma política; 15 de junio de 1977 elecciones a las Cortes constituyentes; 31 de octubre de 1978 aprobación de la Constitución por la Cortes, ratificada en referéndum el 6 de diciembre por la inmensa mayoría de los españoles. Fue brevísimo el tiempo en que se establecieron las bases jurídicas para el cambio de un régimen a otro.

EL Rey Juan Carlos I asumía directamente el diálogo con agentes sociales y políticos, para deshacer los poderes del anterior jefe del Estado. No existía un modelo de Estado, como hubo en otros países que empezaban una nueva democracia. La necesidad de la inexperiencia democrática le hizo convocar a los mejores hombres y mujeres del país, para organizar un nuevo mapa institucional en el que geografía y personas se mezclaran con valores y principios constitucionales.

Siete personas fueron los redactores de la Constitución. La ley de leyes. Todos de distintas ideologías y pensamientos. ¿Encontraríamos hoy siete cabezas con esa altura de miras? Imposible. Dejaron escrito en su Título preliminar, en el punto 2 lo siguiente: la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. En el punto 3 la forma política del Estado español, la Monarquía Parlamentaria. Artículo 2. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Artículo 14. Los españoles son todos iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Y a partir de esa aprobación de la ley de leyes, el país empezó a funcionar con sus luces y sombras democráticamente. Hasta una fecha clave en la historia de España incluso de Europa. El 11 de marzo de 2004. Cometiéndose el mayor atentado terrorista contra la democracia y la Constitución. Los únicos beneficiados los partidos de izquierdas, que aspiraban a destruir, a arrasar, a demoler y borrar de la memoria colectiva el pasado y el recuerdo aún vivo, de una parte de la Historia de España. Y así siguen, con su sucia guerra política. Puede que la Constitución no sea perfecta, ni contemple los remedios a todos nuestros males, pero todos somos hijos y beneficiarios de la Constitución del 78. También quienes pretenden borrarla y acabar con ella…

Maximo de la Peña Bermejo

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