Auctoritas vs potestas

Lo encontramos en cualquier sitio, pero no está de más recordarlo. En Derecho, potestas se define como una fuerza que emana de la legitimidad otorgada por la sociedad civil, el poder que se posee por el mero hecho de ostentar un cargo, independientemente de quien lo ocupe. Las personas obedecen al cargo, por lo que el poder durará lo que dure el cargo.

Auctoritas es la distinción de determinadas personas basada en una serie de características morales e intelectuales por las que destacan del resto. Es el reconocimiento social por el que ciertas personas se ganan el respeto y la admiración gracias a sus cualidades, sus valores como ser humano, su buen hacer o su experiencia.

Poseer potestas no implica poseer auctoritas ni lo contrario.

Álvaro d'Ors definió la auctoritas como el «saber socialmente reconocido» y la potestas, en cambio, como el «poder socialmente reconocido».

La primera vez que reflexioné sobre estos conceptos fue hace mucho tiempo, el año que nació Javier Padilla. Por descontado, con el atrevimiento y la superficialidad de un diletante. Soy consciente. Sucedió que habiendo aprobado unas oposiciones, tomé posesión de la plaza a finales de 1983. Me sorprendió que en el organigrama de mi consejería habían encontrado sitio casi todos los que habían suspendido en la misma, o sea, eran mis jefes. ¿Potestas sin auctoritas?

Acabo de leer que el segundo de Mónica García, de la que me da pavor su sectarismo, será Javier Padilla, cuyo mérito es que no pudo sacar plaza en una oposición médica. Es el nuevo secretario de Estado de Sanidad y mandará sobre los compañeros que aprobaron.

«Lo que ha sucedido, vuelve a suceder; y lo que antes se ha hecho es lo que se hará. No hay nada nuevo bajo el sol» Eclesiastés.