In memoriam

Vosotros sois los héroes que idolatro. Aquellos, de quienes casi nadie conoce su nombre. De los otros no me fío. En su gloria caben otros muchos preceptos: notoriedad, intereses, leyendas, pugnas, envidia, divulgación... Es el márquetin quien se encarga de sostener su llama. Los héroes conocidos se construyen. Vosotros en cambio, sois muy al contrario, auténticos. De pedigrí. Fuisteis uno más, y vuestra entrega se ha hecho icono. Trazasteis una actitud; un comportamiento a imitar. Os explosionó de bruces, en una carretera en recta extraña y distante. Muy en vuestro desconocimiento. Sin preverlo, se destapó de entre vuestra ignorancia todo el amor desinteresado; la exaltación de lo colectivo y común respecto de lo personal; el compañerismo desbordado. Os sostuvo, hace ya veinte años, el chorro de virtudes acrisoladas que dormitaban en vuestro ser entero. Y vosotros y nosotros, casi sin saberlo entonces. Surgió abrupta vuestra grandeza de toda una vida, porque un episodio así solo estalla en quienes habéis sembrado grandeza. Se os brindó la oportunidad de exhibir toda la hermosura que acumulabais. Tal vez Fuerzas Armadas y CNI, incluso pudieron tener también algo que ver. No fue aquel caso el deslumbramiento de alguien, aislado de los demás. Fue la respuesta común, al unísono, de quienes educados en la entrega a los valores y a los demás, no supieron morir de otra manera. Distante ya en el tiempo; lejos en la distancia. El fallecimiento de aquellos héroes en Irak fue un 29 de noviembre del 2003. Aún hoy perduráis en nuestra memoria. Seguís siendo orgullo de pertenencia y ejemplo. Referente de amor a España, de entrega y de compañerismo.