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22 de septiembre de 2024

Cartas al director

Oropel superficial

Oropel superficial y vistoso de iluminaciones. Bombardeo publicitario de comidas y bebidas y los anuncios de «paz y prosperidad», todo envuelto en la niebla falsa de que «todo el mundo es bueno». Consumismo feroz, exacerbando más si cabe el suplicio de Tántalo a que están condenadas muchas personas, las de una economía precaria, durante todo el año, en los llamados «países ricos». Únicamente es decoración y símbolo hueco la esperanza que nació en un pesebre, en la más absoluta pobreza, para la redención, en la justicia y solidaridad, del ser humano. Las sociedades avanzadas actuales están cada día más ensoberbecidas, sin asideros espirituales de ningún tipo, encenagadas en el materialismo más atroz, sin querer percatarse de que el ser humano es, tiene que ser, algo más que «podredumbre y cieno». Aquí en este país, que todavía es y se llama España, parece que ya se está olvidando la auténtica y sangrante realidad de que se ha iniciado el camino imparable de su troceamiento, en manos de un dictador «progresista». Navidad, vendrán los Reyes Magos, los puentes y acueductos vacacionales, la Semana Santa, la amnistía, el referéndum… No importa, todo se olvidará, y el españolito dormirá su siesta perpetua, aunque una de las dos Españas le esté helando el corazón. Ya se ve venir que las hasta ahora entusiásticas protestas contra otro golpe de Estado, ahora de izquierdas, se están enfriando y al cabo de unos meses se convertirán en un encefalograma plano de conformidad borreguil y estómagos satisfechos. Sigue plenamente vigente el «pan y circo» de la Roma clásica y haremos nuestra la frase «lejos de nosotros la funesta manía de pensar», eso sí, mientras el estómago esté lleno y la diversión asegurada.

José Fuentes Miranda

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