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21 de septiembre de 2024

Cartas al director

Ley de amnistía ¿para qué?

La peregrinación del proyecto de ley de amnistía no ha empezado con buen pie. No por la bronca entre PSOE y PP, sino por las intervenciones de los representantes del independentismo. Para que la ley cumpla su propósito de contribuir a la convivencia dentro de Cataluña y entre esta y el resto de España, es preciso que unos y otros se comporten. Puede que el Gobierno ceda a la tentación de evitar cumplir sus promesas; esa desconfianza, reconocida por el presidente del Gobierno, justifica la presencia de un mediador imparcial. Seamos modestos por una vez: no es una humillación, sino la consecuencia de nuestros malos hábitos. De unos y de otros. ¿Y los independentistas? La verdad es que no han prometido nada; incluso han insinuado que el precio por la amnistía se limitaba al apoyo en la votación de investidura. Eso sería una tomadura de pelo si la amnistía fuera un contrato, pero no lo es: dicen que es una medida de gracia, una muestra de generosidad por parte de muchos españoles, cuyo propósito es ayudar a la convivencia. Por ello me alarma la interpretación que hizo uno de los representantes de Junts, José María Cervera, que habló de perdón y de reparación de una injusticia histórica. No se trata de eso: el perdón es cosa de los indultos. La amnistía no pretende perdonar. También me alarmó otra intervención –creo que fue la de José Luís Cleries– que dejó bien claro que en ningún caso renunciarían a seguir trabajando por su objetivo último, la independencia. Pero, ¿no es de mal gusto esa afirmación cuando la independencia está expresamente excluida en la Constitución? ¿No podría el sufrido contribuyente protestar al ver que una parte de sus impuestos van a sufragar esfuerzos destinados a saltarse esa Constitución? En la calle o en casa puede uno decir lo que quiera, pero ¿en sede parlamentaria? Que los independentistas trabajen por el gobierno de Cataluña y ayuden al del resto de España. ¿Por qué tanta alarma? Porque temo que nuestros representantes no se hacen cargo de la situación. Mucha gente en España –no solo en el PP y Vox– está indignada, no sin razón, con el asunto de la amnistía. Muchos pensamos que la declaración de independencia fue un golpe de Estado, aunque solo durara 44 segundos, drama terminado en payasada. Y quisiera terminar estas líneas con un recuerdo para el maestro D. Antonio Burgos, fallecido el pasado miércoles, creador de la sección El Recuadro de ABC, de Sevilla, que leíamos cada día, nos hemos quedado huérfanos de sus relatos sobre la vida cotidiana de Sevilla, para siempre. D.E.P.

Genaro Novo

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