La engreída vanidad de quienes nos gobiernan

La progresía española, incluidos políticos socialcomunistas y tertulianos que son más de izquierdas que el grifo del agua caliente, se han escandalizado por la frase lapidaria que la exalcaldesa de Pamplona, defenestrada, vapuleada, y despreciada, por el PSOE y por Bildu, dijo en el pleno municipal: «Prefiero limpiar escaleras», y yo personalmente añadiría «a ocupar un cargo público que, sin merecerlo, me lo quieran dar a dedo».

Una frase muy lapidaria, con mucha ironía, y dicha en su mejor momento, porque, bajo mi opinión, iba dirigida a Pedro Sánchez, a sus 22 ministros, sus múltiples subsecretarios y secretarios, sus miles de asesores, y a los oportunistas que, sin ganar unas elecciones, no respetando la lista más votada, y se apuntan a la mamandurria.

A Pedro Sánchez se le va a conocer por multitud de motes, y el más grave, aparte de sus patológicas mentiras, –no me acostaré con podemos y me acosté con él, no pactar con Bildu y pacté con el...– el de vanidoso dominador de todos los dominios del Estado colocando a los suyos, en particular a los perdedores de las últimas elecciones municipales, autonómicas y generales, en instituciones y empresas estatales cobrando unos grandísimos sueldos, sueldos de ricos que, me imagino, aunque eso habría que verlo, la ministra de Hacienda los incluirá en el escalafón de los nuevos ricos para cobrarle sus impuestos.

Y pongo algunos ejemplos: Pedro Sánchez ha colocado a su Calviño en el banco europeo ganando un pastón. A la exaltada que aplaude a su líder, la nombra vicepresidenta primera ganando un pastón que no lo gana un médico de atención primaria, pero nos subirá los impuestos. A la médico anestesista la nombra ministra de Sanidad, y ya veremos lo que hace con los MIR. Hay una frase tremendamente lapidaria muy propia del socialcomunismo: «La buena vida es cara, la hay más barata, pero no es vida, por eso me apunto a la buena vida».

Cambian disminuido por discapacitado siendo lo mismo según la RAE, y según la fisoanatomopatología. Y los cinco votos del PNV conseguirán lo que no pudo conseguir Felipe González y Alonso Guerra. «A lo que quede de España no la va a conocer ni la madre que la parió».