Los basurales del hombre

Un libro de José Luis Pardo, «Nunca fue tan hermosa la basura», recoge esta expresión tanto de un poema de Juan Bonilla como de un ensayo de Scott Brown y la asocia y reconvierte como la resignada aceptación del deterioro y descomposición de las costumbres y los usos cotidianos que nos condicionan la vida.

Pero la reflexión de Pardo se centra en reconocer los espacios-basura que recorremos a diario y que también relaciona con el afortunado hallazgo expresivo del antropólogo Marc Augé sobre los «no lugares».

De lo que no habla el libro de Pardo, ni el poema de Bonilla ni el ensayo de Brown es de la basura humana; no la que producimos los seres humanos, sino de aquella en la que degeneramos: la que podríamos enunciar como los «no personas».

Quien sí nos habla de esa basura en un verso dolorido y doloroso de su poema «La manoseada», es el poeta chileno Sergio Parra cuando lo expresa así, en mayúsculas, «LOS BASURALES DEL HOMBRE». Cierto que Parra lo enmarca en el ámbito de la prostitución; pero cuando hablo de los basurales políticos que nos gobiernan, también estoy haciéndolo de cierto modo de prostituirse.

Pues de estos basurales nos han llenado la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona, a paletadas, el pasado día 28 de diciembre. La táctica cínica exigía llenar ese espacio como si fuera el 7 de Julio y hacerlo a cualquier precio. El próximo «chupinazo» ya no sonará igual para todos. Los «no personas» han convertido la plaza en un «no lugar».