El color del cristal

En 1846 Ramón de Campoamor publicó un poema titulado «Las dos linternas» donde escribía que «todo es según el color del cristal con que se mire» en clara alusión al relativismo que los hechos presentan en su análisis, y es que el enjuiciamiento de una acción dependerá sobremanera de si se es sujeto u objeto de ella: valga como ejemplo las muestras de violencia al apalear un muñeco que hacía las veces de Pedro Sánchez durante la noche del 31 de diciembre en la puerta de la sede socialista en Madrid, donde un grupo de fanáticos radicales se habían congregado para tomar las uvas y cuyas acciones y comportamientos no tienen cabida en un sistema democrático como el nuestro; las reacciones no se han hecho esperar y, entre otros, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha afirmado que «no se puede consentir ya», afirmación en la que de forma absoluta coincido con él; sin embargo, quienes son objeto de tal muestra de violencia que todo demócrata ha de condenar, son a su vez en el Congreso de los Diputados los sujetos de una iniciativa que pretende despenalizar las injurias a la Corona y los actos de enaltecimiento del terrorismo, con la legitimación social que ello implica: para los socialistas y sus socios, quemar un retrato del Rey u homenajear a terroristas es, a su juicio, una muestra de libertad de expresión, pero no así emprenderla contra un muñeco que representa a Pedro Sánchez, demostrando así la visión parcial que hoy los socialistas tienen de la democracia, una concepción adulterada y subvertida que encubre una doble moral al más puro estilo caudillista.