Cartas al director
Una ayuda para entender esta Defensa
Desde que comenzara el siglo, hemos pasado por posiciones conceptuales respecto de la defensa tan variadas como «el coñazo del desfile» (2008), o «sobra el Ministerio de Defensa» (2014). Como denominador común, una desidia manifiesta de todos los gobiernos en el esfuerzo económico correspondiente –medido en porcentaje del PIB– que nos ha colocado año tras año, en lo que a la OTAN respecta, sólo por encima de Luxemburgo. Falta de dinero acuciante para pagar de manera decorosa principalmente a los empleos de menor rango, y para dotar a las FF. AA. en número adecuado con materiales homologables a los del mundo occidental.
Por ejemplo, los dos programas citados por la señora Robles en la celebración de la Pascua Militar. ¡Claro que debemos estar orgullosos del recién botado submarino S-81! Pero recordemos que el programa fue aprobado en 2003 y debería haber finalizado en 2013. Y ello, teniendo en cuenta que no se estrenaba un submarino desde 1983, hace cuarenta años. Para 2030 se espera que haya cuatro de ellos. Un número de todo punto raquítico, conclusión a la que se llega fácilmente echando una ojeada al mapa, amén de los compromisos internacionales que surjan.
Respecto del 8x8 Dragón, vehículo que con casi mil unidades debe formar una parte fundamental del Ejército de Tierra para 2035, la ministra afirmó que nos gustaría «mayores avances que los apreciados hasta ahora». Muy de acuerdo con la señora Robles, pero entiendo que no quedará como que la culpa total del retraso sea de los constructores. La necesidad fue sentida en España y reiterada desde la primera década de este siglo; mientras que Italia producía el homólogo Freccia entre 2006 y 2014; y Francia ya disponía de 400 de los suyos en 2012, habiendo desplegado en Mali y en Afganistán. No corresponde hablar aquí de las capacidades que se han perdido en la última década y que pueden ser consultadas tranquilamente en fuentes abiertas.
Soldados escasamente pagados, plazos de tiempo inacabables para unos programas que comienzan con retrasos enormes, capacidades que se pierden. Y no quiero ni pensar que un redivivo Trump saque a EE. UU. de la OTAN, una de las afirmaciones que soltó antes de irse.