Cartas al director
Un Maduro en la Moncloa
Ya no sorprende a nadie esta expresión. Nicolás Maduro, presidente de la República de Venezuela y dirigente sindical, es el símbolo del totalitarismo, aunque haya otros que le ganan, pero es el objetivo a batir por Pedro Sánchez.
El comportamiento de nuestro Gobierno parece copiado de aquel de Venezuela: someter a las instituciones del Estado, especialmente a la Justicia; supeditar las acciones de los sindicatos más numerosos a los intereses del Gobierno, mediante el soborno; granjearse el favor de los medios de comunicación, también con el soborno. Agenciarse el favor de muchos estamentos del Estado mediante la colocación en la dirección de los mismos a amigos o compañeros sumisos de su grupo político. Amenazar a los medios informativos que se pronuncian en la verdad, intentando atemorizarles. Es el embuste el nexo de unión con el pueblo más ignaro. Y, sobre todo, legislar al gusto de delincuentes y personas que buscan la destrucción de nuestro país. No existe la ley para estos gobernantes, pues si difiere de su gusto o necesidad, se cambia para adaptarla a sus miserias. Jamás se les vio preocupación por mantener el orgullo de ser español, ni le complace los sentimientos del pueblo y de ahí, la manipulación que ejerce contra las mentes más inocentes y dóciles que son la de nuestros niños.