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Cartas al director

Hispanoamérica

Tras España, la primera globalización, el nuevo documental de López-Linares, Hispanoamérica, canto de vida y esperanza, nos trae, durante los 115 minutos de metraje, una hermosa melodía desde el otro lado del Atlántico para contarnos cómo España se proyectó en el Nuevo Mundo, mediante el humanismo cristiano, allá donde habitaban el terror, los sacrificios y la antropofagia. Y cómo los españoles crearon una nueva sociedad mestiza, en la que, por voluntad de Isabel la Católica, los indígenas deberían ser «bien y justamente tratados, como súbditos libres de Castilla». Fueron más de tres siglos en los que nunca se habló de colonias sino de virreinatos, provincias y ciudades que compartían lengua, religión y cultura. El documental muestra la belleza del barroco que irrumpió por igual en ambas orillas, en el arte, las fiestas y la devoción a santos y vírgenes, que hoy sigue tan presente. Y es que, más que un Nuevo Mundo, se trataba del mismo mundo. Así lo explican una extensa nómina de historiadores que desmontan muchos errores y falsedades, que aún persisten, sobre la obra, sin parangón, de España en América. Se trata, pues, de exponer –y celebrar– un hecho histórico, pues «la verdad no uniforma, la verdad une», y así también se nos muestra cómo aquel periodo brillante y próspero terminó por la combinación de nuestra propia crisis monárquica con la ambición napoleónica y la intervención de otras potencias en apoyo de los secesionistas. Y luego vino la división y el subdesarrollo. A modo de síntesis, nos dicen que «no sabemos quiénes somos si no conocemos América». Añado mi deseo de que estos cantos a la verdad y la esperanza lleguen también a nuestros jóvenes.

Manuel Sierra

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