¿Pedro Sánchez está de vacile?

¿Dimitirá el actual Presidente del Gobierno o el anuncio de su posible retirada se trata de un vacile más, para demostrar que se encuentra, como predicaba Friedrich Niezsche, «más allá del bien y del mal»? En los próximos días, quedará despejada esta incógnita; el galimatías será desentrañado y el enigma, descodificado.

Si, por algún casual, Pedro Sánchez cumpliese su palabra (algo que sería un hecho insólito en la singladura de su legislatura), ¿Cuáles serían las razones subyacentes? Se me ocurren innumerables hipótesis; un sinnúmero de cábalas y conjeturas.

¿Lo haría para «gestionar una retirada a tiempo», en aras de dar la imagen de que se va por decisión propia y no porque nadie le haya ganado la partida de ajedrez? ¿Querría dejar de suscitar el interés de sus opositores por empapelar a su mujer a fuer de sus corruptelas y tejemanejes? ¿Pretendería «dejarle el muerto -de la turbulenta situación de España- a otro», para no ser víctima de una damnatio memoriae? ¿Habría sido espoleado por presiones internacionales? ¿Se trataría de una táctica para pasar a los anales de la historia como un perseguido por la justicia del fascio redentor? ¿Podría haberse arrepentido de sus pecados en un retiro de Effetá?

Pronto lo sabremos.