Cartas al director
Los poetas vivos
Hace mucho tiempo, en un país gobernado por hombres blancos, se constituyó una Sociedad de los Poetas Vivos. Como si fuera la salvación de las especies. Los poetas se reunían para oficiar su gran asamblea de salvación. Estas asambleas servían para abordar los asuntos de intendencia moral y política en un mundo que aboliese la esclavitud y la dictadura.
¡Lo mismito que aquí! ya quisieran los trabajadores que los sindicatos en sus asambleas les defendieran de los abusos del poder. También en esas asambleas de la salvación, trataban temas como el perdón, la reconciliación y la reinserción del fraudulento y el embustero, el traidor a su pueblo, la dignidad y la moral. Y aquí, los políticos hacen todo lo contrario, ni reconciliación, ni reinserción, solo enfrentamiento para tapar las mentiras al fraudulento y la traición a su pueblo.
También trataban los poetas vivos, todo aquello que reclamaba libertad, sin adoctrinamiento, ni feminismos de subvención oficial.
Solo los poetas de la salvación pueden tomar medidas para rescatar de la pila de la cancelación, la democracia, con razonamientos simples pero efectivos. Y solo los poetas aclaran la riqueza de un político.
Si proviene del tráfico de influencias o de la corrupción contrastada con documentos, el poeta no miente, no convierte la mentira en verdad, dice siempre la verdad, aunque duela, da explicaciones de sus culpas con amor o sin amor. En la Sociedad de los Poetas Vivos, jamás se permite negociar con el sudor del pueblo ¡al contrario! Lo salva de las corrupciones de las dos manos.
Si queremos limpiar esto, es necesario un golpe maestro del poeta. Mientras exista la memoria, los datos, las hemerotecas y las bibliotecas de los poetas, cualquier esfuerzo merecerá la pena para fumigar cualquier forma de control de la libertad. En estos tiempos que vivimos es necesario que el pueblo, todo el pueblo, tome nota de lo que pueden conseguir los poetas.