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Cartas al director

Sueños que quedan atrás

Europa, esa Europa que en pocas horas culminará un nuevo proceso electoral, cuando no cojea de un pie renquea de una mano. Amortiguado por más de 60 años de bonanzas económicas en la vertiente occidental, ese eterno cuadro catarral en el Viejo Continente se ve hoy ensombrecido por los ímpetus contestatarios de la intermedia y, pavorosamente, por la guerra de la Europa oriental.

Hoy, qué atrás quedan los sueños de unos 'Estados Unidos de Europa', arcadia desde un principio, mera quimera día tras día. En estos últimos tiempos se ha comprobado que la fuerza y el empuje del bloque de la Unión Europea sólo salen a relucir en ocasiones puntuales, tal cual como las urgencias hospitalarias, como con la propiciada por la pandemia Covid-19 y las vacunas y los esfuerzos financieros destinados a sufragar las secuelas económicas y sociales de la misma; luego, vuelta de las aguas al redil de la mansedumbre, una constante desde su nacimiento en 1957, mostrándose los intereses particulares de las naciones integrantes por encima de las del conjunto: son las debilidades que atenazan, cerrojos que siguen donde siempre en Europa.

Y si durante muchas legislaturas el tándem conservadores (liberales)/socialdemócratas han sido los dueños del pañuelo con el que limpiarse de los estornudos, el catarro electoral que todos los pronósticos vaticinan, probablemente marque un antes y un después para la singladura europea. Baste para constatarlo que hasta este 6/9 de junio, las anteriores consultas electorales se han caracterizado por la desidia, el escaso interés y la alta abstención de los votantes. Ahora, parece –quién lo diría!–, las ideas y la economía se han puesto a la par en el camino europeo.

Jesús Arroyo Amor

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