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04 de julio de 2024

Cartas al director

Para volver a entendernos

Debemos de recuperar el legado de un jesuita, que yo conocí. D. José María de Llanos (más conocido por el padre Llanos). Le escuché una homilía en una pobre iglesia del Puente de Vallecas, donde yo empecé mi primer trabajo en Madrid al ladito de aquella iglesia. Me quedé tan impresionado que me dejó marcada mi fe por los más débiles. Y aún me impresionó más su funeral. Lo viví de cerca, por lazos familiares de mi esposa que vivían en Vallecas.

Jamás se ha visto que en un funeral se cante, 'La Internacional' con el puño en alto y al mismo tiempo también se rece un rosario. Y el féretro lo llevaron jesuitas y comunistas juntos. Esto sucedió en el entierro del padre Llanos, como un acto de reconciliación de las dos Españas,

Aquello me vino a la memoria cuando alguien le preguntó a D. Miguel de Unamuno, porque se quita usted el sombrero cuando se cuza con un jesuita. Porque ahí va la sabiduría y el diálogo.

El padre Llanos fue un cura de barrio, que supo unir su profunda fe con la búsqueda de la justicia social y la dignidad de los pobres. Y toda una vida de contrastes, «como Unamuno», aunque siempre identificado con los más débiles, pero no de teoría ni de palabra. Sino jugándose la vida y viviendo con los que nadie quería vivir.

Desarrolló su vocación de sacerdote jesuita al lado del régimen de Franco, como capellán de la Falange Española, dirigió los ejercicios espirituales de Franco. Y eso le blindó su integridad como intocable, y denunciante de la pobreza que había en España. Y de una forma atroz cuando fue a las periferias y pisó el barrizal de la miseria, concretamente en el Pozo del Tío Raimundo de Vallecas, una de las zonas más marginadas de Madrid.

Toparse de lleno con esa realidad hizo que acabara militando en el Partido Comunista, (aunque luego le fallará, como a uno más) se hizo comunista desde su fe cristiana, pero, al mismo tiempo, con una gran fidelidad a la Iglesia, que los comunistas tanto habían destruido. Si D. José María hoy viviera, no sabemos si alguien le entendería, para podernos entender nosotros…

Maximo de la Peña

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