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Cartas al director

El derecho a vivir

Me gusta vivir, porque mis padres tuvieron el deseo de traerme al mundo, no tuvieron la maldad de interrumpir mi desarrollo en el vientre de mi madre. Por eso estoy aquí. No le temo a la muerte, cuando me toque de una forma natural. No necesito leyes para morir, como no necesitaron mis padres para dejarme vivir. Vivir es un derecho, dejarte morir antes de empezar a vivir es un crimen. Quien lo hace tendrá que dar cuentas a su conciencia. A Dios, seguro que no, porque no cree en Él. Hay un día Internacional de la Vida, que se celebra el 25 de marzo como cualquier fiesta.

Los únicos que no lo celebran son los que no están y los que están abocados a no nacer, a no vivir por exigencias de la «cultura de la muerte» con leyes dictadas por gentes que no les gusta vivir libremente. Pero hay muchas mujeres y hombres convencidos de que los no nacidos, porque no les han dejado nacer, también son de los nuestros. A los que sí nos dejaron nacer, sí tenemos derecho a vivir con dignidad que abarca todas las encrucijadas de nuestra existencia.

No hay que entrar en el mensaje de ser superiores a los de enfrente. Ni siquiera hay que tener dolor de corazón. España está cansada de libertinaje, hastiada del Estado del bienestar, sin compromisos. Estamos en guerra moral contra la muerte, pero sin pistolas. Ahí estamos todos, también las vidas perdidas sin tener donde cobijarse o quienes no encuentran ninguna razón para vivir, después de situaciones desesperadas por interrumpir una vida. Vivimos en una época en la que nos toca defender el triunfo de vivir sintiéndonos como seres humanos.

Máximo de la Peña

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