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Cartas al director

Juristocracia o dictatocracia

He leído con atención un reciente escrito del político y filósofo Daniel Innerarity titulado la Juristocracia en el que algunas de las reflexiones sobre el poder judicial me han causado cierto estupor.

No voy a reproducir todo su contenido, pero destaco entre sus afirmaciones: «Vivimos una creciente sustitución de la política por el Derecho, una estrategia para sustraer cada vez más asuntos de su desarrollo democrático».

Añade: «La actual crisis de la democracia liberal es la falta de equilibrio entre el poder judicial y el legislativo». Habría que aclarar si equilibrio es que el ejecutivo y el «mayoritario» legislativo manejen a su capricho y oportunidad la fiscalía y controlen al resto de tribunales y organismos del poder judicial.

El pueblo entiende, vulgarmente, el rol de la Fiscalía como garante de la defensa del administrado frente al abuso o intromisión, en su caso, de la administración, pero se está utilizando como defensa a ultranza del ejecutivo y sus miembros, ante las denuncias o recursos contra sus aparentes «dictatoriales» decisiones que en base a 'la mayoría' parlamentaria adoptan a menudo. Ministros y ministras ponen en duda la aplicación de la normativa procesal por un juez instructor de turno e incluso le tachan de prevaricador.

No se exige a los políticos gobernantes ni títulos ni oposiciones ni conocimientos concretos o específicos para entrar en una lista o ser parte de un ejecutivo, mientras que los profesionales de carrera y oposición que conforman el llamado poder judicial son especialistas en su materia.

Se duda de su independencia y se les atribuye un conservadurismo para que nada cambie.

Hay varias apreciaciones más y citas de otros especialistas, aunque en el epílogo el autor, en su día Premio Príncipe de Viana, 2013, entregado por un gobierno foral de centro derecha, reconoce que es necesario el equilibrio de poderes.

Pero deja caer que no pueden los tribunales de justicia ejercer su poder a costa de devaluar los parlamentos, es decir, reducir lo político a lo jurídico.

Me ha parecido no obstante en su conjunto una reflexión acertada la de este reconocido filósofo, pero bajo una determinada subjetividad política, como la sufrimos todos, y que quizás no sea una total juristocracia, sino que también puede ser esa falta de equilibrio debido a una evidente dictatocracia.

José Luis Díez Díaz

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