La cultura del poseer

Vivimos en la cultura del tener, poseer, acumular. Para muchos es la única tarea proveedora y prudente. Ciertamente tener dinero, poder comprar cosas y poseer toda clase de bienes muebles e inmuebles produce bienestar. La persona se siente más segura, más importante, con mayor prestigio y poder, a pesar de su vulnerabilidad, debilidad y fragilidad personal. Pero cuando la persona se alimenta solo de lo efímero, se queda sin raíces ni consistencia interior. Cualquier adversidad provoca una crisis y los problemas adquieren dimensiones desmesuradas. De este vacío no nos libera ni la religión cuando también ella se convierte en objeto de consumo y refugio de falsas seguridades. Es decir, una forma camuflada de egoísmo. El amor es lo que nos hace crecer y vivir como personas frente a la cultura del YO. Lo importante es liberarnos de bienes superfluos y aprender a compartir con los demás.