De qué va esto...

Hemos vivido, de manera sorpresiva, cómo una cátedra exprés y unas cartas de recomendación de la señora del presidente motivan las primicias de un procedimiento de instrucción, y cómo la presidencia del Gobierno, a mano de la abogacía del Estado, se querella contra el juez instructor.

Hemos vivido, de manera sorpresiva, la práctica inusual de la Agencia Tributaria (ni tan siquiera común para las comunicaciones informativas genéricas) de expedir un informe sin identificar a los responsables de su autoría, pero sí con la única intención de exonerar de responsabilidad al hermano del presidente.

Hemos vivido, de manera sorpresiva, cómo se han roto las relaciones diplomáticas con Argentina por la burlesca alusión de su presidente a una ciudadana compatriota y, sin embargo, nos desconcierta que sigan manteniéndose con repúblicas cuyos mandatarios retienen a ciudadanos, también compatriotas, o vetan la presencia de nuestro Rey, el Jefe del Estado.

Hemos vivido, de manera sorpresiva, a la señora Isabel Rodríguez, ministra del Reino de España, coaccionando a determinadas comunidades autónomas por presumible indisciplina en la aplicación de la ley de vivienda, mientras que su gobierno se emplea en negociar, redactar leyes a la carta, pactar y ceder, sin ningún tipo de escrúpulos, con prófugos de la Justicia que, para mayor colmo, vienen y van como Pedro por su casa.

Y por si fueran pocas algunas de las vivencias que nos han despertado mayor asombro, una más. Ni más ni menos que la buena voluntad de la señora Montero para explicarnos el acuerdo del cupo catalán.

Por favor, de qué va esto, de bulos, de desinformación, de payasadas, o acaso de que por decreto ley se nos está tomando por idiotas… ¡Basta!