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Cartas al director

Calderón de la Barca en Valencia

Crónica del soldado de infantería del Tercio Órdenes Militares Pedro Calderón de la Barca, si formase parte de los 7.500 militares enviados a Valencia para mitigar los efectos de la DANA, sobre la actuación militar:

«Este ejército que ves, despreciando el fango y el hedor, el solidario mejor y más justo es del mundo, en que nadie espera ser promocionado por el grupo o unidad a la que pertenece, sino por la que adquiere en las operaciones. Porque aquí a la fama y ascendencia se valora más la forma que uno hace y, sin mirar donde nace, se aprecia como procede. Aquí la necesidad no es infamia y, si es honrado, pobre y desvalido, un soldado tiene mejor cualidad que el más galán y lucido. Porque aquí, a lo que aprecio, no se adorna por el vestido, que las medallas ganadas es lo que adornan más que el vestido. Y así, de modestia llenos, a los más veteranos verás tratando de ser lo más y de aparentar lo menos. Aquí la más principal hazaña es obedecer, y el modo cómo ha de ser es ni pedir ni rehusar. Aquí, en fin, la cortesía, el buen trato, la verdad, la firmeza, la lealtad, el honor, la bizarría, el crédito, la opinión, la constancia, la paciencia, la humildad y la obediencia, fama, honor y vida son caudal de todos los soldados pues, en buena o mala fortuna, la milicia no es más que una religión de hombres honrados.»

Francisco J. Membrillo

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