Hablando del agua

El agua está en el centro de muchas de nuestras preocupaciones. Por un lado, fenómenos como la reciente DANA han dejado tras de sí pérdidas humanas y materiales incalculables. Aunque el impacto ha sido devastador, es probable que este tema, como tantos otros, quede relegado con el tiempo sin que se asuman responsabilidades políticas ni se ajusten protocolos. En este país, parece que solo las protestas masivas logran impulsar cambios, y lamentablemente, esa movilización social aún no se vislumbra. Así que, mientras tanto, queda la resignación de «recuperarse el que pueda».

Por otro lado, en noticias menos dramáticas, pero igual de significativas, el mundo científico nos advierte sobre el consumo de agua embotellada, defendiendo que el agua del grifo es, al menos en el primer mundo, una alternativa más segura, económica y ecológica. La dependencia de este «líquido embotellado» ha creado un ciclo de consumo que impacta la salud, la economía y el medio ambiente. En Francia, ya están tomando medidas para limitar esta práctica: buscan prohibir las botellas pequeñas de menos de 500 ml, consideradas 'absurdas' por el desperdicio ambiental que representan, con hasta 25 gramos de plástico por apenas unos sorbos de agua.

Estamos, sin duda, ante un cambio de paradigma. Lo que antes parecía una comodidad aceptada, hoy es cuestionado por sus efectos en nuestras vidas y en el bienestar del planeta. Tal vez estamos empezando a aprender, aunque a costa de duras lecciones para la vida humana. ¿Cómo reaccionará la industria del agua embotellada frente a esta crítica científica? ¿Veremos una desaparición de su marketing, como ocurrió con los anuncios de tabaco en los años 60 y 70?

Lo que hoy parece indispensable, mañana podría volverse insostenible