Cartas al director
Canonjías
Recientemente hemos tenido que lamentar el asesinato de una educadora social en una vivienda tutelada de la Junta en Badajoz
Según HOY «los responsables son tres menores de edad que han sido arrestados en Mérida […] La Consejería de Salud y Servicios Sociales muestra su disposición a colaborar con la justicia en todo aquello que precise. […] La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, se ha mostrado «consternada» tras la detención de los tres menores por la muerte».
Esta triste noticia suscita muchas preguntas, la primera, sin duda, qué medidas protegen a los educadores de estos angelitos y, por supuesto, quién es el responsable de ellas.
En el libro de Elisabeth Kübler-Ross y David Kessler Sobre el duelo y el dolor, en el capítulo «El mundo externo del duelo», hay unas páginas dedicadas a las cuestiones financieras que traen a colación la muerte por accidente laboral de Allan y el disfrute de una jugosa póliza de seguro de vida que recibió su viuda, Paige.
A Paige, que se convirtió de pronto en una mujer rica, le resultó una triste ironía.
«La mayoría de nosotros soñamos con tener más dinero, pero cuando ese dinero está unido a una muerte […] nos parece un dinero corrupto y resulta muy duro disfrutarlo cuando su procedencia es una pérdida».
No sé si tiene algo que ver o no, pero lo anterior me ha venido a la cabeza cuando acabo de enterarme de que Ángela Rodríguez «Pam» sigue cobrando mensualmente 7,515,55 € y Alberto Garzón 5.452.92 €. y que, según informa Antonio R. Vega desde Sevilla, Marisú protegió a altos cargos de agencias y fundaciones sanitarias adscritas a su consejería que cobraban más de 70.000 € al año.
No sé qué pensión les quedará a los herederos de María Belén Cortés, pero seguro que no las canonjías de los anteriores.