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En primera líneaJosé Antonio García-Albi

La política no es una rayuela o truquemé

Nunca he entendido la razón y táctica por la que los partidos hablan de ocupar tal o cual «espacio». El espacio del centro, el que ha abandonado no sé quién…

Actualizada 01:30

El historiador Guillermo Gortázar, en su último libro, hace una certera definición de la época del franquismo como el «estado de obras». Dicho estado genera un tipo de gobernante al que define como el ministro funcionario. Indica que el ministro funcionario usurpa la labor que debiera hacer el ministro político interpretando y llevando a su gestión la voluntad popular.

El ministro político ha de dialogar, comunicar e interactuar con la sociedad para poder recabar con certeza sus deseos y necesidades. Porque «en democracia limitar la acción política a la gestión económica deja al adversario todo el espacio de reformas con las consecuencias que padecemos desde 2004».

En la actualidad constatamos cómo la amalgama de izquierdas y nacionalismos son el máximo exponente del ministro político. Vemos que lanzan al mercado propuestas y mensajes que, aunque disparatados, injustificados, malignos y no demandados por los ciudadanos, lo cierto es que movilizan gentes a su favor. También en contra, pero algo de cierta relevancia engrosa su cartera de votos.

Frente a eso, nos encontramos con el principal partido de la oposición que tiene por costumbre emular en gran parte al ministro funcionario. Todo parece indicar que el mensaje que el actual Mariano que preside el PP (como el Mariano anterior) va a enviar a la sociedad española versará sobre su gran capacidad para gestionar el agotado modelo socialdemócrata; o simplemente socialista. Nos va a contar que él va a ser un eficiente gestor, y no tan disparatado, para mantener y no modificar el rumbo de este cohete sacado de su órbita, que hace que disminuya la renta per cápita de los españoles y que se reduzcan las clases medias al tiempo que los servicios públicos colapsan.

Nunca he entendido la razón y táctica por la que los partidos hablan de ocupar tal o cual «espacio». El espacio del centro, el que ha abandonado no sé quién… No alcanzo a entender ese concepto espacial vacío de contenido. Es como convertir la actividad política en una rayuela o truquemé; pero es muy del gusto de la derecha funcionarial española.

No es de extrañar que con el paso del tiempo y adquirida madurez política, estemos viendo que Vox abandona lo pequeño para centrarse en lo grande. Prescinde del regatito corto con golpecito en el tobillo del PP, para convertirse en el ministro político que interactúe con la sociedad española, hablando con los ciudadanos como contrapeso a los despropósitos social-nacionalistas.

Estoy convencido de que en Vox saben que el señor Alberto Núñez no va a responder, no va a entrar a hablar ni a discutir, de ciertas cuestiones necesarias y de vital importancia para España y nuestro modelo social de bienestar y libertades democráticas. Temas que demandamos, creo, un mayoritario grupo de ciudadanos.

Está claro que por encima de todos los demás problemas, el primero es la necesidad de actuar con mayor rigor constitucional y con contundencia legal y pedagógica frente a los destructivos nacionalismos y al apoyo que reciben de la izquierda. No voy a insistir en esta evidencia.

Ilustracion elecciones

Lu Tolstova

Pero hay otras cuestiones que deben reclamar la atención política, no funcionarial, de los candidatos que quieran valerse de un dialogo, franco, maduro, serio y de profundidad con los pagadores de impuestos y votantes españoles. Dichas necesidades nacionales, entre otras, son las siguientes:

La derogación o modificación profunda de todas las leyes ideologizantes, que además son habilitantes para el abuso de poder contra los ciudadanos. Incluidas las de educación.

La modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial volviendo a esquemas previos al 85 de forma que se garantice plenamente una efectiva separación de poderes sin la cual, la democracia no puede existir.

La unificación de todos los sistemas sanitarios autonómicos en uno solo a nivel nacional. Se debe reducir su burocratización y evitar el colapso al cual se dirige en la actualidad. Pensemos que esto es una obligación por cuanto que la sanidad es un derecho constitucional.

El inicio urgente de un periodo de transición para sustituir el actual sistema de pensiones (modelo de reparto) por otro de los denominados de cuentas individuales o de capitalización.

Adelgazamiento de la estructura de las administraciones públicas, buscando la reducción de los lastres y perjuicios que suponen el déficit y la deuda pública.

Una reforma del actual modelo fiscal para llegar a otro que garantice el incremento de la renta disponible de los ciudadanos y, por ende, el dinamismo de nuestra economía. Implantación progresiva del IRPF negativo como base sostenible del ingreso mínimo vital.

Liberalización y no intervención de los gobiernos en los mercados, como arma fundamental para evitar que la inflación se torne en estructural.

Acabar con la ocupación de viviendas.

Reducción de las rigideces del mercado laboral para crear empleo.

Y la definición e implementación de políticas activas encaminadas a minimizar los perjuicios y daños que genera la Agenda 2030.

Con esto es con lo que hay que oponerse a socialismo y nacionalismo. No gestionado para ellos.

Durante estas semanas veo por doquier múltiples y aburridas encuestas con ligeras oscilaciones hacia uno u otro lado. Tres o cuatro escaños para arriba o para abajo en tal cual partido. Pero creo de verdad que si entra en escena y con buen desempeño comunicativo el candidato ministro político, los resultados finales pudieran parecerse poco a lo que dicen ahora las encuestas.

  • José Antonio García-Albi Gil de Biedma es empresario
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