Españoles: ¿vamos a aceptar tamaña humillación?
España no pertenece a Su Persona ni a ningún enfermo de poder, pertenece a los españoles y empiezan a soplar vientos de revolución, y las revoluciones siempre van acompañadas de calamidades cuando no de violencia
A lo largo de toda nuestra historia el género humano ha producido cada cierto tiempo personas deformes mentalmente que se han convertido en monstruos que en su delirio han cometido crueldades dejando tras de sí dramáticas huellas, además inolvidables, escritas con sangre y fuego en la historia de la humanidad. No voy a citar aquellos a los que ya todos conocemos del pasado, ni siquiera los mentalmente deformes que alteran gravemente la convivencia y la paz del mundo de hoy, pero quizás por cuota, probabilidad o auténtica mala suerte del destino, una de esas personas ha caído en España y la estamos sufriendo los españoles.
Él, llamado Su Persona, ni Kaiser, ni César, ni Emperador, solo Su Persona, actúa alterando de tal forma la convivencia en nuestro país que no solo está poniendo al límite de riesgo nuestra democracia, sino también nuestra integridad territorial y el sistema que los españoles acordamos adoptar para convivir en paz y progreso.
Hoy chirrían y se están abriendo nuestras juntas estructurales básicas llevándonos al punto del colapso, y todos sabemos que cuando un sistema tan enorme se desmorona todo queda fuera de control, las consecuencias son extremadamente violentas y la reconstrucción de los que sobreviven pueden necesitar mucho tiempo y hasta generaciones.
España se halla al límite de su resistencia como nación y como Estado, nuestras defensas están al borde de la inmunodeficiencia total y cuando un país alcanza ese nivel de indefensión es inmediatamente atacado e invadido por poderosas infecciones. Territorialmente África y países ávidos de poder y dominio, pero en clave interna ciudadana, la nuestra, se hallan poseídos por doctrinas, populismos, anarquismos, atrasados aldeanismos y consecuentemente la vuelta al pasado, a la incultura y a la mente primitiva que es finalmente lo que persiguen los grupos antisistema en los que se apoya el aspirante a seguir con las tropelías.
Su Persona está taponando nuestro futuro, destruyendo el camino de la prosperidad y dinamitando nuestra convivencia interna a base de controlar los puntos y puestos clave en el Estado de derecho, aceptando la destrucción de España al vender o subastar todas y cada una de las estructuras que nos mantienen unidos por un miserable puñado de votos de golpistas, terroristas o mercaderes de miseria económica y social.
Cierto es, y me congratulo que los españoles empezamos a reaccionar, la judicatura ha entrado en ebullición, nuestros máximos tribunales de justicia se revuelven de forma clara y contundente, las calles se agitan y los empresarios limpios entran en pánico permaneciendo tan solo el vergonzoso y sumiso silencio de la banca, las empresas IBEX, los medios de comunicación y demás instituciones que se compran con dinero además sucio.
Pero España no pertenece a Su Persona ni a ningún enfermo de poder, pertenece a los españoles y empiezan a soplar vientos de revolución, y las revoluciones siempre van acompañadas de calamidades cuando no de violencia.
Cuando los ciudadanos airean su indignación con consignas claras, abuchean e insultan a cualquier autoridad que se pone a su paso, el propio presidente en funciones no puede pisar la calle ni salir de su blindado ni traspasar su cordón de seguridad cada vez más amplio, pero sobre todo cuando la gente pierde la vergüenza y el miedo, puede pasar cualquier cosa.
Jamás habíamos asistido a un fenómeno semejante por el cual los ciudadanos de forma espontánea están rodeando sedes del partido que gobierna pese a consignas policiales interesadas desde Interior, multiplicándose cada día que pasa y además en todo el territorio nacional.
España y los españoles estamos siendo humillados, sometidos a prófugos golpistas o gente manchada de sangre para darle el poder a un maníaco por lo que tan solo de pensarlo me da miedo y todavía más preguntarme hasta cuándo vamos a aguantar.
Espero y deseo que la revolución en la justicia, en la cultura y en la política sensata ayude a iluminar el camino, que se sucedan las concentraciones y manifestaciones en toda España y sobre todo que la gran manifestación de la sociedad civil el próximo 18 de noviembre en Cibeles-Madrid despierte al país y entierre al monstruo. La responsabilidad de nuestro futuro es solo nuestra, de los ciudadanos, de la sociedad civil y no vamos a consentir que nadie en nuestro nombre dinamite nuestra nación.
Soportar la humillación tiene un límite y ese límite ha llegado ya, al menos para todas aquellas asociaciones y personalidades que convocamos. Y todo aquel ciudadano español que piense como nosotros sin duda estará en Cibeles el próximo 18 de noviembre. Allí nos veremos.
- Mariano Gomá es presidente de Foro España Cívica