El primer ministro canadiense, de 53 años, que llegó al poder en noviembre de 2015, anunció ayer su dimisión. Trudeau ha perdido el apoyo de su formación, el Partido Liberal, porque está hundido en las encuestas. Cae así un referente de ese izquierdismo que ahora se hace llamar «progresismo». El líder canadiense ofrecía el cóctel habitual de la subcultura woke: eutanasia, políticas enfáticas «de género», promoción del homosexualismo, rechazo a la Iglesia Católica y fuerte defensa del aborto, hasta el extremo de prohibir en su partido que fuesen candidatos quienes expresasen posiciones provida. La izquierda está a la baja por todo el mundo. Y España no va a ser una excepción.
La segunda etapa del abogado separatista en la presidencia del Barcelona está resultando un desastre. El ridículo con la inscripción de Dani Olmo es solo la punta del iceberg de problemas muy complejos en el club, cuya situación económica es harto delicada. Nada mejora y las famosas «palancas» salvíficas de Laporta empiezan a sonar a mala broma.
La ministra de Defensa resaltó ayer en su discurso en la Pascua Militar que los militares españoles seguirán trabajando en la recuperación de las localidades valencianas «el tiempo que sea necesario». A diferencia del tono siempre divisivo de su jefe, que fue abucheado a su llegada al Palacio Real por un grupo de espectadores, Robles abogó además porque las autoridades trabajen unidas, haciéndose así eco de la llamada a rebajar la tensión política que hizo Felipe VI en su discurso navideño.
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