Los asesinos de las 'Checas', convertidos en víctimas del franquismo
Según ese estudio, luego ampliado, las organizaciones de izquierda (anarquistas, comunistas y socialistas) crearon en Madrid durante la Guerra 345 checas, es decir, cárceles privadas, lugares de detención y a menudo de tortura, en las que se asesinó a 1.800 prisioneros
El artículo 4.1 de la Ley de la memoria democrática señala: «Como expresión del derecho de la ciudadanía a la reparación moral y a la recuperación de su memoria personal, familiar y colectiva, se reconoce y declara el carácter ilegal y radicalmente nulo de todas las condenas y sanciones producidas por razones políticas, ideológicas, de conciencia o creencia religiosa durante la guerra, así como las sufridas por las mismas causas durante la dictadura, independientemente de la calificación jurídica utilizada para establecer dichas condenas y sanciones». Y como donde la Ley no distingue, no se puede distinguir, eso nos lleva a su aplicación exculpatoria de determinadas conductas criminales que repugnarían a cualquier Estado democrático y a la conciencia moral de una sociedad. Veamos un ejemplo práctico.
En su día, el Instituto de Estudios Históricos de la Universidad CEU San Pablo elaboró y entregó a la socialista Francisca Sauquillo, presidenta del comisionado de la Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid, un amplio trabajo sobre la represión del Frente Popular en la capital de España. ¿Se ha tenido en cuenta al redactar las leyes ahora aplicadas? Según ese estudio, luego ampliado, las organizaciones de izquierda (anarquistas, comunistas y socialistas) crearon en Madrid durante la Guerra 345 checas, es decir, cárceles privadas, lugares de detención y a menudo de tortura, en las que se asesinó a 1.800 prisioneros.
Veamos el caso de uno de esos personajes cuya memoria limpia Pedro Sánchez y sus consocios del Gobierno de progreso y mayoría social, como dicen. Se trata de responsable de la más sanguinaria checa del Madrid republicado. El sujeto era gallego, oficinista del PSOE e íntimo amigo de Prieto, se llamaba Agapito García Atadell. Su nombre todavía estremece a cientos de familias. Atadell fue detenido cuando huía con el fruto de sus fechorías, una enorme fortuna, y tras traicionar a sus propios correligionarios, y escribir una carta de despedida a Prieto. Según el artículo 4 de la Ley de Memoria Democrática, García Atadell es hoy una víctima del franquismo y su memoria debe ser reparada. ¡Insólito! Pues no. Porque conforme a la famosa ley, sus actos tenían motivaciones políticas, como recientemente se ha argumentado también con respecto a los crímenes de ETA, como sostiene Arnaldo Otegi de Bildu.
García Atadell huyó y acabó siendo odiado tanto por la FAI como por el partido comunista, con quienes se negó a compartir su botín. Se le acusó de llevarse joyas y objetos por valor de 25 millones de pesetas de la época. Como era un cobarde, en noviembre de 1936, en lugar de quedarse en Madrid para defender la República, se escapó y fue capturado de milagro en una escala en Canarias del barco donde huía, tras pasar previamente por un puerto francés. Este sujeto confesó que la brigada a la que estaba adscrito practicaría unas ochocientas detenciones mientras él tuvo intervención en ella. Tras las ejecuciones, dejaban los cadáveres en la Ciudad Universitaria. Este sujeto se convierte al catolicismo antes de ser fusilado y escribe una lacrimosa carta a su mujer en la que pide que le digan una serie de misas, y otra de despedida a Prieto que comienza «Ya no soy socialista, muero siendo católico». Ahora es, además, una víctima del franquismo.
- Fernando Ramos es periodista