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Él hasta ahora presidente de Comunión y Liberación, el sacerdote extremeño Julián Carrón

El hasta ahora presidente de Comunión y Liberación, el sacerdote extremeño Julián Carrón

Dimite Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación

El español que tomó el testigo de Luigi Giussani, fundador de este movimiento eclesial, ha decidido retirarse para «favorecer el cambio» al que el Papa Francisco llama a todos los movimientos

El Papa Francisco está llevando a cabo una reforma transparente dentro de los movimientos de la Iglesia. Reforma que ha tocado también a Comunión y Liberación, el carisma nacido del sacerdote milanés Luigi Giussani, en proceso de beatificación. El movimiento nacido en Italia ha decidido reformar sus estatutos «por obediencia al Santo Padre».

El sacerdote español Julián Carrón, que tomó el relevo tras el fallecimiento de Luigi Giussani, ha emitido una carta de dimisión en la que hace referencia al «momento delicado de la vida del movimiento». Carrón, de 71 años, afirma retirarse para «favorecer que el cambio de guía al que somos llamados por el Santo Padre –a través del Decreto sobre el ejercicio del gobierno interno del movimiento– se desarrolle con la libertad que este proceso requiere».

El Decreto al que hace referencia Julián Carrón es el emitido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida por el que se regula la duración y el número de los mandatos de gobierno en las asociaciones internacionales de fieles y la necesaria representatividad de los miembros en el proceso de elección del órgano de gobierno internacional.

Una de las regulaciones es prever una rotación en los puestos de gobierno. Así, el Decreto limita a cinco años la duración máxima de cada mandato en el órgano central de gobierno a nivel internacional, y a un máximo de diez años consecutivos el ejercicio de cualquier cargo en dicho órgano, con la posibilidad de reelección solo tras la vacante de un mandato. Aunque Carrón había sido reelegido en 2020 por seis años más, ha decidido hacerse a un lado para favorecer este «cambio de liderazgo».

El sacerdote Julián Carrón lleva 16 años como presidente de la Fraternidad. Nada más conocer la indicación del Dicasterio, el pasado 12 de junio, Carrón envió una carta al cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida en el que garantiza «que la Diaconía Central de la Fraternidad de Comunión y Liberación procederá a realizar los trámites requeridos en las formas y tiempos establecidos por dicho Decreto», que establecía como fecha tope para el cambio el 11 de septiembre de 2023.

«Esto nos llevará a cada uno a asumir en primera persona la responsabilidad del carisma», continúa Carrón en su misiva, a la vez que admite ser consciente de sus límites: «Doy gracias a Dios por el don de la compañía de la que he podido gozar, frente al espectáculo de vuestros testimonios cotidianos, de los que he aprendido continuamente y de los que espero continuar aprendiendo».

El sacerdote, que en la actualidad vive en Milán, ha calificado esta ocasión como una «oportunidad para crecer en la autoconciencia eclesial» y seguir dando testimonio de «la gracia del carisma donado por el Espíritu Santo a Giussani, que hace de Cristo una presencia real, persuasiva y decisiva, nos ha investido y arrastrado a una corriente de vida nueva, para nosotros y para el mundo entero».

Estudioso de la Biblia y los Evangelios

Julián Carrón nació el 25 de febrero de 1950 en Navaconcejo (Cáceres), en Extremadura, España. Ingresó jovencísimo en el Seminario Conciliar de Madrid, donde cursó los estudios secundarios, superiores y teológicos. Se ordenó sacerdote en 1975 y, al año siguiente, obtuvo la Licenciatura en Teología, con especialización en Sagrada Escritura, en la Pontificia Universidad de Comillas, para continuar luego su carrera universitaria como profesor en la Universidad Complutense de Madrid. En este período inició su profundización en los estudios sobre la Biblia y los Evangelios, con estancias en Washington y Jerusalén. Un recorrido que le llevará, en los años 90, a impartir conferencias en todo el mundo sobre la historicidad del Nuevo Testamento.

Entre 1991 y 1997 impartió el curso sobre El sentido religioso del hombre, organizado por la Delegación Pastoral Universitaria de la Universidad Complutense de Madrid. Mientras tanto, ejerció como director del seminario menor. A mitad de los años 80, después de conseguir el doctorado, enseñó en la Facultad teológica San Dámaso de Madrid, como profesor ordinario de Nuevo Testamento, mientras asumía, hasta 1994, la dirección del Colegio Arzobispal de la Inmaculada y San Dámaso.

Nueva Tierra y el Movimiento

Recién ordenado sacerdote a mitad de los años setenta, compartió con un grupo de jóvenes sacerdotes madrileños de distintas parroquias de la diócesis una experiencia de amistad, dirigida sobre todo a la educación de los jóvenes. Una verdadera fraternidad, nacida del seguimiento de dos maestros conocidos en el seminario y de la profundización en algunas temáticas ligadas a nombres de la teología católica como Guardini, Ratzinger y Von Balthasar.

Esta realidad, con la asociación juvenil que se formará a su alrededor, tomó el nombre de Nueva Tierra. En 1982 se encuentró con la experiencia de Comunión y Liberación, procedente de Italia y presente en España desde hacía unos años. En estos años, Julián Carrón conoció personalmente a Luigi Giussani. En 1985 Nueva Tierra confluyó en el movimiento de Comunión y Liberación. Con el tiempo, la amistad entre los dos sacerdotes se estrechó cada vez más. La relación culminó, en septiembre de 2004, con el traslado de Carrón a Milán, en respuesta a la petición de Luigi Giussani de compartir con él la responsabilidad de la guía del Movimiento.

Julián Carrón, con jóvenes de Comunión y Liberación

Julián Carrón, con jóvenes de Comunión y Liberación

La responsabilidad del Movimiento

Después de la muerte de Giussani en marzo de 2005, la Diaconía central, organismo por el que se rige Comunión y Liberación, lo eligió presidente de la Fraternidad, y poco después, el Pontificio Consejo para los Laicos lo nombró Asistente Eclesiástico de los Memores Domini, asociación laical de CL. En marzo de 2014 fue confirmado presidente de la Fraternidad para los siguientes seis años, cargo que renovó en 2020 y que ahora se interrumpe por su dimisión.

El 26 de agosto de 2005 fue recibido por primera vez en audiencia privada por Benedicto XVI y unos meses después, en octubre, con nombramiento pontificio, participó en el Sínodo sobre la Eucaristía. En la primavera siguiente, el 3 de junio de 2006, intervino en la Plaza de San Pedro durante el encuentro de Benedicto XVI con los movimientos eclesiales en el que participaba también Comunión y Liberación.

Fue nombrado consultor del Pontificio Consejo para los Laicos y más adelante consultor del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, y en 2010 intervino en dos importantes congresos teológicos. El primero en Moscú, organizado por la Iglesia Ortodoxa; el segundo en Madrid, sobre los Católicos y la Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas. Dos años después, la Universidad Católica de Washington le otorgó el doctorado honoris causa en Teología «por su insigne servicio en el campo de la teología, especialmente de la Sagrada Escritura, y por su guía de un movimiento eclesial internacional reconocido por el Papa».

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