De pandemias y narraciones, o cómo Dios transforma la fragilidad en belleza a través del arte
Dos obras de arte que hablan sobre una epidemia, como son El séptimo sello, de Bergman, y La peste, de Camus, demuestran que incluso en el mundo post-cristiano «la peste lleva a preguntarse sobre Dios»
Así lo afirma el profesor de Comunicación de la Fe en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, John Wauck, en el curso de una jornada sobre Pandemia y Narración. La respuesta del arte a la fragilidad humana.
La muerte es el tema de fondo en las dos obras de arte mencionadas. De hecho, el profesor Wauck asegura que «en El séptimo sello se establece una relación del caballero con una encarnación de la muerte, no de la peste», por lo que el argumento esencial no es una enfermedad concreta, sino la propia vida humana. Algo semejante ocurre en ‘La peste’ de Camus, donde al final de la obra, cuando un paciente le pregunta al doctor sobre la peste, le responde que «no es otra cosa que la vida misma».
Como ejemplo claro de que es posible «transformar la fragilidad en belleza», la enfermedad y la muerte en algo admirable, este profesor de la Santa Cruz señala La Piedad, de Miguel Ángel. Se trata de una de las esculturas más apreciadas del mundo y el tema principal es también la muerte de un ser humano, representada de forma genial por el artista.
Al margen de la muerte de Cristo, una imagen difundida artísticamente en todo el mundo, también es preciso recordar cómo muchas obras de arte o iglesias se realizaron para conmemorar el final de una pandemia. En el caso de Roma, el Castel Sant’Angelo lleva el nombre de San Miguel por el fin de una peste del año 590, o en Venecia la basílica de Santa Maria della Salute se construyó para conmemorar el fin de la peste del año 1631.
«La vida sin Dios sería horrible»
Tanto en El séptimo sello, como en La peste se muestra el impacto de una enfermedad en la sociedad de su tiempo. Son contextos diferentes, pero según John Wauck «el auténtico tema de estas dos obras es la posibilidad de formar una sociedad sin Dios», son planteamientos existencialistas. Es algo que los personajes principales revelan en distintas situaciones. El caballero de El séptimo sello afirma que «la vida sin la existencia de Dios sería horrible».
Aunque los dos autores de estas obras no se consideren cristianos, ambos buscan y plantean preguntas sobre Dios a través del sufrimiento y la fragilidad. En el caso de Camus hay un momento donde el protagonista afirma que «en la fragilidad se aprecia que en el hombre hay más cosas de admirar que de despreciar».
En los dos casos se habla de la religión sin mencionar a Jesús. De hecho el tipo de predicación que se presenta, a través de distintos religiosos, sigue la caricatura del Dios del Antiguo Testamento, más atento al castigo y la condena que a la misericordia. A juicio del profesor John Wauck, esta visión incompleta de Dios abre una puerta a la esperanza, ya que «las preguntas que plantean ambos autores son buenas, no es una refutación de la fe». A partir de ahí, según este profesor norteamericano, «es posible ofrecer una respuesta de esperanza con la persona de Jesucristo».
Como obras que sí ofrecen una respuesta cristiana ante las epidemias, Wauck menciona Los novios, de Manzoni, y Cristina, hija de Lavrans, de Undset. Se trata de dos grandes novelas que sí han sabido encontrar la respuesta cristiana ante el tema de la muerte y que pueden marcar el camino para «descubrir nuevos modos de mostrar la fe» partiendo de la fragilidad.