El patriarca ortodoxo Kirill y Victor Orban estrechan lazos religiosos
El Gobierno húngaro ha destinado 2.400 millones de florines (5,7 millones de dólares) para rehabilitar tres templos ortodoxos rusos y construir otro nuevo en Héviz, en Hungría
El patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa Kirill, firme defensor de la invasión a Ucrania, y que en multitud de ocasiones ha elevado la contienda a cruzada religiosa, ha logrado hasta ahora eludir las sanciones de la Unión Europea (UE), gracias al apoyo de Viktor Orban, presidente de Hungría.
Ansioso por defender los «valores cristianos», el gobierno del líder húngaro ha fortalecido las relaciones con la iglesia rusa, a pesar de que en Hungría hay apenas 14.000 creyentes ortodoxos.
Desde 2020, en la ciudad de Héviz, se construye un templo ruso, en el que ya se celebran misas, aunque no está terminado.
«Él entiende lo que es importante. Hungría es un modelo de relaciones ortodoxo-católicas», señala Aleksey Yazikov, un empresario de 61 años de Mytischi, ciudad cercana a Moscú.
El sacerdote ruso Nikolai Kim dice estar «muy agradecido» con el gobierno húngaro por apoyar la Ortodoxia, ya que gracias a Orban «hemos construido esta maravillosa iglesia. Pero no somos solo nosotros, en nuestra pequeña parroquia, los que sentimos esta gratitud, es toda la iglesia rusa», declara.
El patriarca Kirill, líder de la iglesia ortodoxa rusa, no ha tenido problema en señalar a la voluntad de Dios como la responsable de dar el poder al presidente ruso Vladimir Putin y, de elogiar, al mismo tiempo a Orban tras ganar su cuarto mandato consecutivo, diciendo de él que es «uno de los pocos políticos europeos que hace un esfuerzo extraordinario por defender los valores cristianos».
Orban, crítico con Francisco
Por su parte, el presidente Orban dice que la alianza con la ortodoxia puede ayudar a frenar el declive del cristianismo que en Occidente habría sobrevenido bajo el papado de Francisco, y que «este declive no se puede ganar sin los ortodoxos», como dijo en septiembre tras recibir el galardón del patriarca serbio Porfirio por sus esfuerzos para proteger el cristianismo de la decadencia que, a su juicio, le está restando poder en Occidente.
Para tal fin , el gobierno hungaro ha destinado desde 2016 2.400 millones de florines (5,7 millones de dólares) para rehabilitar tres templos ortodoxos rusos y construir otro nuevo en Héviz. Los turistas rusos abarrotaban Héviz, hasta que en 2020 apareció la pandemia del coronavirus y, posteriormente, se bloquearon los fondos del banco ruso Sberbank, tras la invasión de Ucrania.
Mientras tanto, el único interesado en frenar la guerra en Ucrania y no deja de enviar gestos para la paz es el Papa Francisco, que se ha dirigido públicamente al presidente de Rusia, Vladímir Putin, para que detenga la «espiral de violencia y muerte» y ha alertado del riesgo de una escalada nuclear en el planeta, además de insistir en no usar la religión para intereses que nada tienen que ver con ella.
«Mi llamamiento se dirige sobre todo al presidente de la Federación Rusa, suplicándole detener, también por amor a su pueblo, esta espiral de violencia y de muerte», ha dicho una vez más Francisco, dirigiéndose esta vez directamente al presidente de Rusia, Vladímir Putin.