La madre superiora del convento de Belorado, Sor Isabel de la Trinidad, y tres monjas del convento de Belorado salen del juzgado de Burgos
Las monjas de Belorado denuncian el infierno diario que viven, con el lanzamiento de petardos al monasterio de madrugada
En una publicación compartida en Instagram, las clarisas han reclamado al arzobispado de Burgos la devolución de sus cuentas ante la «imposibilidad» de adquirir productos básicos
Nuevo capítulo en la guerra que mantienen las clarisas de Belorado con el arzobispado de Burgos, dirigido por Mario Iceta. En una publicación compartida en Instagram, las clarisas han denunciado públicamente la delicada situación que viven actualmente.
«Hoy nos vemos obligadas a publicar la realidad que estamos viviendo y no parece de interés para los medios de comunicación», comenzaba el comunicado.
«Hace días que no podemos acceder a varias cuentas bancarias, dado que D. Mario ha tomado el control de las mismas, bloqueando de esta forma el acceso al fruto de nuestro trabajo diario», explican. Esta demanda tiene lugar una semana después de que el arzobispado de Burgos les «usurpara» sus cuentas e instado, bajo pena de excomunión, a declarar ante el Tribunal Eclesiástico.
«Esta realidad tiene como consecuencia directa la imposibilidad de comprar desde los productos básicos para mantenernos, como el alimento y los materiales de cuidado de las hermanas mayores, hasta la materia prima para la elaboración de nuestros productos de chocolate», continúa el mensaje de las clarisas.
Lanzamiento de bombas de humo y petardos
De igual manera, las clarisas han querido denunciar la situación diaria que llevan viviendo desde hace semanas. A su criterio, se ha implantado «todo vale» contra las monjas, con el «lanzamiento de petardos y botes de humo al monasterio de madrugada, gritos, e incluso intrusiones en el perímetro de la clausura».
Las monjas de Belorado han concluido su denuncia dejando entrever que recurrirán, si fuera necesario, en la contratación de servicios de seguridad privada, para «garantizar en lo posible nuestra integridad física y la conservación del patrimonio».
Esta denuncia llega en un contexto de absoluta tensión, sumado a «la denuncia contra el Comisario Pontificio ante la Policía Nacional en Logroño y su posterior ratificación ante los juzgados de Burgos», lo que fue interpretado por el arzobispado como «gestos de hostilidad».
