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02 de julio de 2024

Mario Iceta, arzobispo de Burgos y Comisario Pontificio y Representante Legal de los Monasterios de Belorado, Orduña y Derio, acompañado por la religiosa Carmen Ruiz

Mario Iceta, arzobispo de Burgos y Comisario Pontificio, acompañado por la religiosa Carmen RuizEFE

Iceta confirma a las ocho clarisas no excomulgadas como «poseedoras» del convento de Belorado

A la vez, el arzobispo de Burgos y Comisario Pontificio tiende nuevamente la mano a las monjas cismáticas para que emprendan «el camino de regreso a casa»

El de ayer fue un día de comunicados cruzados entre las monjas cismáticas del monasterio de Belorado y el arzobispado de Burgos. El último de ellos lo emitió la archidiócesis pasadas las 22:00 horas para responder a la nota que habían remitido las religiosas excomulgadas unas horas antes.

En su comunicación, el arzobispado de Burgos confirma que «el monasterio de Belorado es propiedad de la comunidad de religiosas clarisas de Belorado, siendo por tanto un bien de titularidad eclesiástica». Las diez religiosas que han incurrido en excomunión «ya no forman parte de dicha comunidad y, en consecuencia, dejan de ser legítimas poseedoras del inmueble, sin título legal alguno para habitar ni permanecer en él». Las ocho monjas restantes de la comunidad monástica –las cinco ancianas más las tres religiosas que abandonaron Belorado para marchar a otros monasterios a la vista de la deriva que adquiría la situación–sí serían «legítimas poseedoras» del inmueble, a juicio de la archidiócesis. «El título legítimo corresponde a la persona jurídica (comunidad de religiosas clarisas de Belorado) y no a las personas físicas», aclara el comunicado del arzobispado.

La nota desmiente también que se pretenda «echar hasta las puertas de la calle» a las diez ex religiosas, ya que «son ellas quienes se han apartado de la Iglesia católica por una decisión 'libre y personal', hecho que conlleva aparejada la exclusión de la vida consagrada». «No es nuestra intención causar ningún perjuicio. Las ex religiosas son merecedoras de nuestro respeto y consideración», asegura el arzobispado.

El comunicado de la archidiócesis manifiesta, «una vez más, nuestra preocupación por las hermanas mayores y, de modo particular, por su atención espiritual, que tampoco ha estado cuidada durante este tiempo». La nota concluye con una nueva mano tendida hacia las monjas cismáticas: «Reiteramos la disposición de la Iglesia católica de acoger nuevamente en su seno, con entrañas de amor y misericordia, a quien quiera emprender el camino de regreso a casa, a ejemplo de la parábola del hijo pródigo».

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