Entrevista escritora y especialista en Espiritualidad Bíblica
María Vallejo-Nágera: «Creo que la Iglesia lo ha hecho muy bien con Medjugorje»
Si hay un nombre en España que se relaciona con las supuestas apariciones de la Virgen en la localidad bosnia es esta escritora y especialista en Espiritualidad Bíblica por la Universidad de Comillas, que lleva casi 25 años acudiendo al lugar
Comenzó a visitar Medjugorje en el año 2000, cuando las bombas de la guerra de Bosnia habían dejado de silbar hacía apenas cinco años y las ruinas desperdigadas aquí y allá mostraban aún la cicatriz de un conflicto demasiado reciente. Se trataba de un minúsculo pueblo prácticamente desconocido, de nombre impronunciable, donde unas jóvenes decían haber recibido numerosos mensajes de la Virgen desde 1981, cuando Yugoslavia –que englobaba entonces a Bosnia y Herzegovina– se encontraba aún bajo el férreo sistema comunista.
A ese primer viaje le siguieron otros muchos, y María Vallejo-Nágera (Madrid, 1964) se convirtió en una suerte de promotora, de difusora, de portavoz oficiosa de Medjugorje en España y en los países de habla hispana. Escribe, imparte conferencias y organiza encuentros para dar a conocer el fenómeno, como lo definió esta misma semana el dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano en su documento sobre las supuestas apariciones.
Ella dice que no es escritora, pero figuran en su haber 15 libros publicados en seis idiomas (el mismo número de los nietos que ya tiene) y algunos de ellos han pasado de los 100.000 ejemplares vendidos. El último acaba de salir de la imprenta y lleva un sugestivo título: La Biblia para zoquetes (editorial Palabra).
– ¿Quiénes son los zoquetes? Para saber si debemos sentirnos interpelados...
–(Ríe) Mi libro va dirigido a zoquetes adultos. Yo suelo decir que los niños no son zoquetes. Los hacemos zoquetes si no les enseñamos. Va dirigido a personas católicas o no católicas, ateas, creyentes que no tienen ni idea de lo que es la Biblia, que no se han enterado todavía de que es el libro más leído de la historia y traducido al mayor número de idiomas que existen. Y no nos lo leemos. Yo he sido una zoqueta hasta hace muy poquito, hasta hace ocho años que me fui a Harvard a estudiar la Biblia con seriedad.
– Pero muchos le dirán que qué aburrimiento leer la Biblia...
– Pues va dirigida especialmente para esos pequeños soberbios zoquetes que dicen ¡menudo rollo! Yo les lanzo un órdago diciendo: Oye, léete mi libro, a ver si eres capaz de entender mejor la Biblia, porque si dices que es aburrida, es que no la has entendido, no te la has leído bien o no te la han sabido explicar bien. No podemos tampoco echar la culpa al de la calle, ¿no? Cuando yo era pequeñita, en el colegio tampoco me la explicaron, y en teoría era católico. Nos enseñaban mucho el catecismo, los sacramentos, pero la Biblia no la leíamos.
– ¿Y a qué se debe esto?
– Tal vez a que es difícil de entender. Y, si una persona la lee atolondrada, se puede armar un lío monumental. La Biblia es como un puzle lleno de millones de piezas chiquititas que hay que colocar cada una en su sitio; en su sitio histórico también. Para un hombre o una mujer del siglo XXI cuesta meterse en las babuchas de los hombres tan primitivos que la escribieron. También hay que pensar que, durante siglos, los únicos que leían eran los monjes. Ni siquiera los nobles, los reyes y príncipes a veces sabían leer.
– ¿Qué fue lo que le motivó hace ocho años a empezar a leer la Biblia y a estudiarla?
– Bueno, empecé hace mucho más de ocho años. Yo me convierto en el año 2000 en Medjugorje, y lo primero que me decían es que la Virgen les pide insistentemente a los supuestos videntes que lean la Biblia. Yo tenía una del colegio llena de polvo en alguna estantería con telarañas. Cuando vuelvo a España –yo vivía entonces en Londres– empecé a leerla, pero no la entendía. Era complicada para mí. Ahí empezó un hambre de entenderla y fui parroquia por parroquia preguntando si daban clases de Biblia, y no encontré. Yo soy una mujer muy curiosa, tengo mucha curiosidad intelectual. Llevo 25 años siendo alumna del museo del Prado; me chifla. Y me preguntaba: ¿Por qué nadie me explica bien las historietas de cada cuadro? Convencí a una amiga mía que la pobre chica se había chupado estudios de teología para que organizara un pequeño grupo y nos enseñara. Lo hizo, y me quedé con más hambre todavía. Conforme iba avanzando, más hambre, más hambre, ¡ya me apetecía el caviar, el pollo de Kentucky Fried Chicken ya no me funcionaba; yo quería el caviar!
– ¿Y qué ocurrió?
– En 2017 tuve la osadía de intentar entrar en Harvard, y resulta que me cogieron. ¡Yo creo que por vieja, porque no había ninguna vieja como yo que quisiera estudiar! Estuve un año completo estudiando cristianismo primitivo del siglo II al XII, Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Fui la única católica en mis clases, lo que me sorprendió muchísimo. Mis compañeros –que eran todos de la edad de mis hijos– conocían la Biblia perfectamente, y eran protestantes. Pensé: ¿Qué hemos hecho a los católicos para no enterarnos del valor de leer la Biblia?
A la vuelta de Harvard, fui a la Universidad Pontificia de Comillas, donde me saqué el título de especialista en Espiritualidad Bíblica. Todos mis profesores me han enseñado muchísimo, tanto los de Madrid como los de Harvard, algunos de los cuales eran rabinos judíos. Pero yo necesitaba contar a mis amigos, a mi familia, lo que yo acababa de aprender. Tenía un pastel de chocolate y quería regalárselo a todo el mundo. Y ahí empezó.
El Vaticano y Medjugorje
– Ha citado antes a Medjugorje. ¿Cómo ha recibido el documento de esta semana de Doctrina de la fe del Vaticano al respecto?
– Con satisfacción, con agradecimiento, con amor a mi Iglesia. He pasado 25 años muy duros. Ha habido mucha gente que me ha calumniado, que me ha tirado piedras. Incluso dentro de la Iglesia. Pero el Señor me dio la fortaleza para seguir anunciando en España algo que yo creía que podía ayudar. Por eso yo empecé a hablar en el año 2000 de Medjugorje. Con la publicación del documento del Vaticano ha habido un sabor agridulce en muchos medjugorianos, y yo les digo: estad con paz. Porque no se trata de que la Iglesia diga: Los videntes realmente ven a la Virgen.
Yo creo que es una medida prudente. Y desde esta entrevista doy gracias a mi Iglesia por haber sido perseverante en la investigación. Yo no pido más. Yo lo que pido es que la gente de España vaya allí si quiere en peregrinación. Nadie les obliga. ¿Para encontrar qué? Para encontrar sacramentos de una manera muy viva, muy fuerte, donde ha habido unos videntes que quieren mantener su intimidad. Ya digo que, por favor, no vayan a molestarles. Ellos quieren sus vidas privadas y se lo merecen, pero nosotros podemos tener un encuentro directo con Cristo. Lo podemos tener en Madrid, por supuesto, pero ahí hay algo.
– De hecho, usted acaba de llevar hace unos días a Medjugorje al arzobispo emérito de Madrid, el cardenal Rouco...
– Sí; para mí ahora es como un padre. Él me pidió que le llevara, y hemos estado cuatro días juntos allí. Yo le he presentado a los videntes y a los franciscanos. Ha podido concelebrar y él mismo ha hecho declaraciones públicas que habéis recogido en El Debate.
– El Vaticano destaca en su documento los frutos espirituales que allí se dan. Pero también me han llamado la atención dos asuntos: primero, que no se pronuncia sobre si la Virgen realmente se aparece en Medjugorje o no, y segundo, que proyecta algunas sombras sobre los videntes y los supuestos mensajes...
– Y yo estoy de acuerdo con lo que ha hecho el Vaticano, por mucho que se enfaden conmigo mis amigos medjugorianos. Primero, creo que la Iglesia lo que está haciendo, muy sutilmente y muy inteligentemente, es proteger a los videntes. Lo que no quieren los obispos ahora es que vayan masas y masas a intentar tocar al vidente. El fanatismo de quiero tocar al vidente no ayuda. El Vaticano, el Papa, ha decidido fijarse en lo pastoral y en los frutos de lo pastoral. ¿Qué más queremos? No es necesario conocer a un vidente; es necesario conocer a Cristo, es necesario enamorarse de la misa, de la eucaristía. Eso es Medjugorje. Esa es la esencia de los mensajes de la Virgen.
– Pese a que algunos de esos mensajes están cuestionados en el documento del Vaticano...
– Los que investigaron esos mensajes llegaron a entender que era el vocabulario que utilizaban unos niños de una aldea de Bosnia. Eran niños que no tenían carreras, solo tenían la escuelita del pueblo, que era muy básica. No se pueden expresar como un teólogo, como un experto en escatología teológica. Se expresaban como podían. Entonces, claro, hay cosas de vocabulario que rascan, pero bueno, son 43 años de aparecerse la Virgen, en teoría todos los días, y solo han rascado unos pocos mensajes. Yo creo que el Vaticano lo ha hecho bien. Sinceramente, estoy muy agradecida a mi Iglesia.