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Algunos de los 91 postulantes del seminario de San Pablo, en MinnesotaSaint Paul Seminary

Terapia psicológica, lectura y ayuno de pantallas: las normas del seminario de Minnesota para sus postulantes

Un total de 91 seminaristas forman parte del centro pionero en Estados Unidos que ha implementado un año adicional de formación, siguiendo la recomendación del Papa. Durante este periodo, la atención se dirige principalmente a la oración, el discernimiento y el crecimiento personal

Cuando se piensa en la formación que se imparte en un seminario, muchos imaginan clases de teología, filosofía, Derecho Canónico o lecciones sobre cómo hacer una homilía de éxito. Sin embargo, el seminario de San Pablo, en Minnesota, Estados Unidos, ha añadido un elemento extra, bastante atípico, no solo a su currículo, sino también a sus años de formación: la atención a la salud mental y emocional de los seminaristas.

Hace tres años, este seminario fue el primero en implementar los llamados 'grupos de proceso' como parte de su año propedéutico, una idea del Papa Francisco que propone un suplemento de un año de formación en los seminarios dedicado principalmente a la oración, el discernimiento y el crecimiento personal, dejando de lado el enfoque académico. Durante este período, los seminaristas también practican el ayuno de medios de comunicación y dispositivos electrónicos, lo que les permite desconectarse del mundo digital para centrarse en su desarrollo espiritual y humano.

Lo que se ha demostrado es que este seminario ha sido pionero en Estados Unidos en aplicar aquellas palabras del Papa sobre la formación de los seminarios, cuando afirmó que esta «es una oportunidad para profundizar en el espíritu de comunión fraterna». Además, a este centro tampoco le ha faltado incorporar la solución del Pontífice para conseguir un «cambio radical» en los seminarios: leer poesía.

Sin prisa, viviendo el presente y afrontando el pasado

Estos grupos de proceso, que consiste en agrupaciones de ocho seminaristas, se enfocan en abordar desafíos emocionales y personales que cada uno vive. Bajo la dirección del psicólogo Paul Ruff, director de Servicios de Asesoramiento del seminario, los postulantes comparten sus dificultades en áreas como las relaciones, la vida de oración y la salud mental. Ruff subraya que estos grupos fomentan la formación humana, una de las cuatro dimensiones de la formación sacerdotal, la cual, según él, es fundamental, ya que sobre esta se construirán los otros aspectos de la formación.

En estos encuentros, no se busca resolver los problemas de inmediato, sino ofrecer un espacio seguro para que los seminaristas puedan reflexionar y procesar sus emociones y experiencias. Esta dinámica de diálogo sincero y abierto ha permitido un notable crecimiento personal en los seminaristas, quienes se sienten más conscientes y responsables de su propio desarrollo.

Este año adicional se complementa con la práctica del 'ayuno digital', un aspecto fundamental de este programa, donde los seminaristas se desconectan de los teléfonos y otros medios, utilizándolos únicamente en un horario restringido los sábados. Según cuenta en el vídeo de presentación del seminario, el padre John Floeder, director de la iniciativa, este ayuno tecnológico permite a los seminaristas enfrentarse a problemas que han estado evitando o suprimiendo, forzándolos a confrontar y procesar emociones y traumas pasados: «Con la tecnología no vivimos el momento presente, y la realidad es que el único lugar donde Dios me ama, el único lugar donde puedo vivir, crecer, o encontrarme con otro es el momento presente». Un postulante cuenta los efectos positivos de esta medida: «Imagina no tener durante una semana tu teléfono, ordenador o televisión... ¡Cuánto tiempo real tendrías para hacer las cosas! Esa es la oportunidad que nosotros tenemos que aprovechar».

Además de la salud mental, los seminaristas dedican tiempo a la literatura y a la oración. «Leemos diferentes libros desde una perspectiva católica», explica un seminarista, «así estudiamos obras como la Ilíada y la Odisea, la Divina Comedia, etc.». Los encuentros con el psicólogo ocurren al menos dos veces por semana. En este espacio, se abordan temas como la ansiedad, la depresión o traumas familiares no resueltos, lo que permite a los futuros sacerdotes aprender a gestionar sus emociones y a crecer en libertad y plenitud.

Más vale prevenir que curar

En el seminario de San Pablo, tal como informó The Pillar, aparte del psicólogo principal, hay otros profesionales disponibles para brindar apoyo. Ruff destaca que, aunque los hombres con problemas psicológicos graves deben buscar tratamiento antes de ingresar al seminario, incluso aquellos que gozan de buena salud mental pueden beneficiarse de la terapia. Muchos de ellos necesitan sanar heridas emocionales relacionadas con su familia o enfrentar problemas comunes como la ansiedad, que no está exenta de afectar a los seminaristas y sacerdotes.

Ruff también resalta las presiones singulares que enfrentan los sacerdotes, como el aislamiento y la sobrecarga administrativa, que impactan su salud mental. En este contexto, él observa un cambio positivo en cómo se aborda este tema, y afirma que: «No nos preocupa que un seminarista esté enfrentando un episodio de depresión o ansiedad; lo que realmente nos importa es que se sienta cómodo compartiendo esos problemas».

Añade que, aunque deben mantenerse ciertos límites y estándares en el seminario, el objetivo es involucrarse y trabajar con los seminaristas. «Valoramos a quienes tienen el coraje de abordar su bienestar en lugar de esperar a que un problema se convierta en una crisis después de su ordenación», subraya Ruff.

El seminario confía plenamente en los beneficios de esta formación integral. La combinación de reflexión personal, apoyo psicológico y la práctica del ayuno digital proporciona a los seminaristas herramientas esenciales para enfrentar la vida que les espera tras su ordenación. Este enfoque pionero está marcando una diferencia significativa en la formación del clero del futuro.

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