Fundado en 1910
Gonzalo Echanove, joven de Hakuna con experiencia misionera en Corea del Sur; Jorge Naranjo, misionero comboniano en Sudán; y José María Calderón, director de Obras Misionales Pontificias de España

Gonzalo Echanove, joven de Hakuna en Corea; Jorge Naranjo, comboniano en Sudán, y José María Calderón, director de OMPOMP

España es el país del mundo con más misioneros

El Domund recuerda el domingo a los 6.000 misioneros españoles

Este domingo, 20 de octubre, es la Jornada Mundial de las Misiones, conocida como DOMUND. Con lo que se recauda, se sostiene cada año el trabajo que la Iglesia realiza en 1.126 territorios de misión

Cuando estalló la guerra en Sudán en abril de 2022, las embajadas y ONG se marcharon, pero la Iglesia permaneció. En las zonas bajo el control del ejército regular, la vida de las parroquias sigue funcionando con más o menos normalidad, pero en las zonas bajo el control de las milicias, la situación es muy diferente. Las tropelías de los milicianos han provocado que cerca de diez millones de personas hayan tenido que abandonar sus hogares. «Es el conflicto que ha provocado más desplazados, más que Ucrania, Siria…», explica Jorge Naranjo, misionero comboniano en el país desde hace 16 años.

Y, sin embargo, en esas zonas también permanece la Iglesia. Según ha explicado este misionero, en Jartum hay tres sacerdotes que consiguen moverse entre las aldeas para celebrar la eucaristía, los catequistas locales siguen reuniendo a los pocos que se han quedado. Incluso el en El Obeid, ciudad rodeada de milicias, el obispo sigue viajando a las comunidades en transporte público, para mantener viva la Iglesia, con el riesgo que eso conlleva: una vez le pegaron y le robaron el anillo episcopal.

A punta de pistola

«Lo fundamental es estar, y en un país en guerra, este ‘estar’ adquiere un significado más profundo», afirma Jorge Naranjo, quien lo vive en primera persona. La universidad que él dirige ha seguido ofreciendo formación a sus alumnos, que están desplazados lejos de Jartum, centro de la batalla. Gracias al ingenio de los misioneros y a la tecnología, estos jóvenes pueden tener un futuro profesional: «Muchos de ellos salieron de sus casas a punta de pistola, y no pudieron coger los certificados que les permitirían seguir adelante con sus estudios en otros lugares». Además de la formación online, decenas de alumnos se arriesgan a acercarse a Port Sudán para estudiar enfermería, que requiere presencialidad, y ya tiene creado un programa de voluntarios de paliativos, en el que colaboran cristianos y musulmanes.

¿Por qué quedarse en Sudán cuando podría regresar a España? «La misión tiene una dimensión esponsal, cuando vas a un pueblo te ‘casas’ con él y lo compartes todo», explica. Y, pese a ver destruido mucho de lo que ha construido en estos años, no siente frustración. «Están siendo los años más felices de mi vida misionera», ha concluido.

Un joven en Corea del Sur

Gonzalo Echanove es ingeniero de formación y trabajaba en una empresa de ciberseguridad. Con tan solo 25 años decidió dejarlo para ir a Corea del Sur a acompañar el nacimiento y crecimiento de la Asociación Privada de Fieles de Hakuna: «Experimenté un Dios vivo, que me quería y me llamaba a querer al mundo». Ha estado en el país asiático durante casi un año. «Lo que he vivido ha sido increíble», afirma. En Corea del Sur ha experimentado la unidad de la Iglesia en la práctica: ha convivido con Regnum Christi, salesianos, misioneras de la caridad, Opus Dei, clarisas… «La unidad de la Iglesia no es una teoría, Dios está vivo». E invita a todos en este Domund a dejarse contagiar por la misión. «La alegría de seguir a Cristo es misionera, no es misionero solo el que se va, sino el que deja que Cristo sea luz en el mundo a través de él».

España, líder en generosidad

«La labor misionera no es solo de unos cuantos que se marchan, sino que es de todos los cristianos», ha explicado José María Calderón, director de Obras Misionales Pontificias (OMP), institución organizadora de Jornada. Con la oración y los donativos, todos pueden participar de la misión de la Iglesia.

España es el segundo país que más dinero envía por detrás de Estados Unidos. El año pasado desde nuestro país se enviaron casi nueve millones de euros, que se ponen a disposición de la Santa Sede para que distribuya entre los 1.126 territorios de misión que tiene la Iglesia, y se destina a «mantener la tarea evangelizadora ordinaria de la Iglesia». Son cosas básicas, que permiten que las diócesis puedan seguir permaneciendo en contextos muy diferentes en todo el mundo, como la Amazonía, Sudán o Papúa Nueva Guinea.

Pero más importante que el dinero, son los misioneros. España es el país que más misioneros envía, más de 6.000 están ahora mismo en activo, el 53% mujeres. No son solo sacerdotes o religiosos, cada vez hay más laicos que son misioneros en plenitud, «no sustituyen la falta de sacerdotes», sino que lo son en pleno derecho, cada uno desde su papel. «En un mes en el que se está celebrando el Sínodo de la sinodalidad, en la misión es donde esta se vive necesariamente: todos juntos remando en la misma dirección».

comentarios
tracking