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cardenal Lazzaro You Heung-sik Prefecto del Dicasterio vaticano para el Clero

El cardenal Lazzaro You Heung-sik, prefecto del dicasterio vaticano para el CleroEvelio Jiménez

Cardenal Lazzaro You Heung-sik, prefecto del dicasterio vaticano para el Clero

«En Europa muchos son cristianos, pero no dan testimonio de que creer es vivir de un modo diferente»

Vela por la misión de los casi 408.000 sacerdotes que hay en el mundo, y deja un recado: «Es una alegría inmensa encontrar tantos sacerdotes buenos en España»

Muestra una sempiterna y afable sonrisa en el rostro acorde a sus ademanes suaves y pausados. El cardenal Lazzaro You Heung-sik es el prefecto del dicasterio vaticano para el Clero. Si se pudiera establecer un símil con el mundo de la empresa, vendría a ser el director general de todos los sacerdotes del planeta, por debajo solamente del Papa. Es decir, que tendría a su cargo a 407.730 personas, según los datos del Anuario Pontificio de 2024. Pese a ello, este coreano de 73 años es amable y sencillo, y acaba de participar en Zaragoza en los actos del centenario de la ordenación sacerdotal del fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá de Balaguer. Nos recibe en la Casa de la Iglesia, enclavada entre la basílica del Pilar y la magnífica catedral de la Seo.

— Lo primero de todo, ¿cómo se encuentra el Papa Francisco? ¿Ha tenido usted oportunidad de verle?

— No; sabemos lo que dicen todos los medios de comunicación, de que no está bien. ¿Y ahora? Unos días después de regresar a Santa Marta, nos dicen que durante dos meses debemos tener mucho cuidado, por lo tanto, que descanse y que se cuide mucho, por lo que rezamos continuamente y esperamos que conserve las fuerzas.

El cardenal Lazzaro You Heung-sik, flanqueado por el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, y el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz

El cardenal Lazzaro You Heung-sik flanqueado por el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, y el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, en Zaragoza

— Leyendo su biografía, me llamó la atención que usted recibió el bautismo a los 16 años de edad...

— Sí, nací durante la Guerra de Corea (1950-1953), un período muy difícil. Mi padre murió antes de que yo cumpliera un año de edad, y no recuerdo nada de él. Tengo un hermano y una hermana, y éramos muy pobres. A ocho kilómetros de distancia de donde nací había una escuela secundaria católica que daba muchas becas, así que fui allí a estudiar.

Durante la Guerra de Corea, 16 países lucharon por Corea. Eran países cristianos, y yo veía que eran un poco más conocidos incluso desde el punto de vista económico. Así que me dije: ¿Qué es el cristianismo? Tenía un poco de curiosidad, así que lo fui conociendo mejor y tomé cursos de catecúmeno. Después recibí el bautismo. Yo era el único católico en mi familia, y después de dos años entré en el seminario mayor. Pero nadie lo entendió. Casi me escapé de mi familia y tomé mi propio camino.

— Corea del Sur es uno de los países del mundo donde más ha crecido el cristianismo en las últimas décadas. ¿Por qué?

— La Iglesia en Corea nació de la sangre de laicos mártires. Y cuando los intelectuales coreanos, que estudiaban tantos libros nuevos venidos de China sobre el cristianismo, traducidos al chino por Matteo Ricci, los leían por curiosidad. Pero, después de esta lectura, se desarrolló en ellos la fe, es decir, vieron que sí era verdad, y que si el Señor era Padre, todos somos hermanos y hermanas, y ya había igualdad entre hombres y mujeres, de clase alta, noble, incluso real con una clase inferior, etc. Pero eso nunca había ocurrido en Corea, era un cambio cultural, y algunos no lo aceptaron. El cristianismo fue prohibido y perseguido oficialmente durante 100 años, y hubo decenas de miles de mártires. Quien creyera en el Señor Jesús estaba en peligro de ser decapitado, pero muchos, al ver el testimonio de vida concreta de los cristianos, la igualdad y la belleza, se convirtieron y, por eso, el número de cristianos aumentó. Esta es una historia hermosa, y continúa hasta ahora. Aunque este aumento es ahora un poco menor, aun así hay mucho crecimiento, mucha influencia para el pueblo y, por lo tanto, más credibilidad para la Iglesia católica.

El cardenal Lazzaro You Heung-sik durante la entrevista en la Casa de la Iglesia de Zaragoza

El cardenal Lazzaro You Heung-sik durante la entrevista en la Casa de la Iglesia de ZaragozaEvelio Jiménez

— Hace unos días tuve la oportunidad de entrevistar el ex europarlamentario Rocco Buttiglione y...

— ¡Ah! Fue mi profesor en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma.

— ¡Ah, vaya! Bueno, dijo una frase que me llamó la atención sobre este tema de cómo crece el cristianismo en el mundo y disminuye en Europa: «La Iglesia se achica en Europa, y Europa se achica en el mundo»...

— Sí... En Europa se da un invierno vocacional para los sacerdotes. Pero se puede ver que este no es el caso de África o Asia, donde el número de vocaciones sacerdotales en estos dos continentes ha aumentado. Siempre es mejor el testimonio. En este sentido, no juzgo, pero en Europa, y también en América, muchos son cristianos, pero no dan el testimonio de que creer es vivir de un modo diferente. Necesitamos esta coincidencia entre la fe y la vida. Esto es el gran desafío actual: si das tu testimonio de un Evangelio vivo, el mundo cambiará, y la Iglesia también cambiará.

En Asia, en África, en otros países –también en Corea–, creer significa dar la vida: este testimonio siempre ha sido un ejemplo influyente y muy hermoso, por lo que el que está en la Iglesia debe ser un testigo. A los obispos de Europa que están preocupados por la falta de vocaciones les digo que, si hacen un examen de conciencia riguroso, lo mejor es el testimonio. Si los jóvenes ven que los obispos y los sacerdotes dan un testimonio atractivo, las vocaciones aumentarán.

— Ha venido usted hasta Zaragoza por el centenario de la ordenación sacerdotal de San Josemaría. ¿Qué es lo que más le llama la atención de él?

— Mi tarea en la Iglesia es ayudar a los sacerdotes a servir. Yo estoy al servicio de los sacerdotes, de los diáconos y de los seminaristas. Voy adonde me llaman. Así que eso mismo he hecho esta vez. San Josemaría escribió hace 100 años sobre el sacerdocio algo muy hermoso e importante, sobre la santidad, y esto me conmueve. Él dijo que me gustaría morir sonriendo, y eso significa vivir como un santo. También estoy muy feliz de haber venido porque Nuestra Señora del Pilar es de una gran belleza, y es una alegría inmensa encontrar tantos sacerdotes buenos en España.

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