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Rocco Buttiglione durante su visita a El DebateAlfonso Úcar

Entrevista al expolítico italiano

Rocco Buttiglione: «El político debe ganar. Pero si tienes que ganar contra la verdad, es mejor perder»

Gran conocedor de las entrañas europeas, se encuentra de visita en España, y advierte: «La Iglesia se achica en Europa, y Europa se achica en el mundo»

Se convirtió en el blanco de las iras de numerosos políticos de izquierdas por osar defender sin fisuras en la Eurocámara el derecho a la vida de los no nacidos y de los ancianos. Había comenzado recientemente el nuevo siglo, y Rocco Buttiglione era un conocido diputado italiano que había ocupado los cargos de ministro para la Unión Europea en el segundo Gobierno de Silvio Berlusconi y de ministro de Bienes Culturales en el tercero. Ahora ha visitado Madrid, donde participará este miércoles en un seminario sobre la carta encíclica Dilexit Nos del Papa Francisco organizado por la universidad Francisco de Vitoria.

El veterano político y profesor de filosofía es miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y de la Pontificia Academia de Santo Tomás, además de presidente de la Academia Internacional de Líderes Católicos, y ha visitado la sede de El Debate.

– Algunos recordamos aún la firme defensa que hizo usted en la Eurocámara de la vida frente al aborto. Pero podría parecer que, quien se embarca en esa batalla, está condenado al ostracismo...

– El político debe ganar. La función del político es ganar para poder hacer cosas. Pero si tienes que ganar contra la verdad, es mejor perder. Y el testimonio dado a la verdad, aún en la derrota, va a fructificar en el futuro. Va a crear una posición cultural, y no se puede hacer política si no se tienen convicciones firmes. ¿Cómo puede la gente tener confianza en uno que sigue la oportunidad del momento y nada más? Y por eso hay que evitar, si es posible, las batallas sobre los valores. Pero, si no es posible, hay que pelearlas hasta el final.

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Rocco Buttiglione mantuvo una estrecha relación con Juan Pablo IIAlfonso Úcar

– La democracia se rige por lo que eligen las mayorías. Pero si esas mayorías están dirigidas por los medios de comunicación e intoxicadas por grupos de poder, se puede convertir en enemiga de la verdad, de lo bueno, de lo bello. La democracia, en ese caso, llegaría a convertirse en una dictadura disfrazada, tal vez en la peor de las dictaduras, ¿no le parece?

– Un gran politólogo griego, un cierto Platón, en el libro octavo de la República nos explica la teratología de la democracia. Teratología es la enfermedad mortal. Dice que, cuando llegan al poder los sofistas, es decir, los relativistas morales, los que no creen en ningún valor, ¿qué razón tienen para no venderse, para no utilizar el poder del pueblo para su beneficio particular? ¿Qué razones tienen para no hacer violencia, si pueden hacerlo con impunidad?

Y lo que pasa es que el pueblo, al final, no le da ninguna confianza a los gobernantes. El primer bandolero que pasa y que promete soluciones fáciles y equivocadas a problemas difíciles que se pueden solucionar solo con un gran entendimiento que no hay –porque la gente no se fía de los políticos–: Yo creo que eso es lo que pasa hoy. Vivimos en un mundo complicado. Muchas verdades no son intuitivas, son contra intuitivas. Tenemos gente que conoce cómo funciona este mundo complicado, pero usa este conocimiento para sí misma, no para el pueblo, no al servicio del pueblo. Y tenemos al pueblo que está decepcionado. El pueblo no tiene siempre razón. El pueblo no fue a estudiar a la escuela de Economicas o a Harvard.

El problema es educar a una clase dirigente que tenga entrañas de pueblo y cabeza de clase dirigente. Que viva los sentimientos del pueblo pero sepa proponer al pueblo soluciones reales para los problemas del pueblo. Ese es el problema en todo el mundo occidental. La democracia puede morir. Y decimos democracia. Pero, la democracia griega, ¿cuánto duró? ¿Dos siglos? No; apenas 180 años. Si queremos que la democracia continúe, debemos entender el problema. La democracia se corrompe. Y la corrupción es un peligro mucho mayor. Con el relativismo ético hemos luchado contra el absolutismo de la verdad, y ahora estamos en una situación de una democracia que se corrompe cada día, se tumba, se fragmenta y el pueblo así está listo para seguir a un dictador, a un tirano, como decía el politólogo griego...

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Rocco ButtiglioneAlfonso Úcar

– Con demasiada frecuencia da la impresión –en España, pero también en el resto del mundo– de que la izquierda marca el paso en la política y, cuando las urnas la retiran del poder, la derecha –o la supuesta derecha– no revoca ninguna de las medidas que ha aprobado. ¿Es por miedo, por complejo, o porque en el fondo están de acuerdo con esa ideología?

– Creo que eso se debe en una buena parte a que los católicos no tienen una visión de la historia, y toman la visión de la historia del adversario. El adversario piensa que la historia es un proceso linear, siempre en la misma dirección, y en ese proceso la religión va a disminuir y se va a crear una sociedad cada vez más atea. Hay dos objeciones. Una es que no es así. La historia no es un proceso lineal, es un proceso curvilíneo. Hay tiempos en que crece una posición antirreligiosa. Hay tiempos en que hay una nueva evangelización.

Cuando llegan al poder los «conservadores de valores», intentan disminuir la velocidad del camino hacia la descristianización. No piensan que sea posible una civilización. Confunden progreso con decadencia. No tenemos más hijos. ¡Hemos olvidado cómo se hacen los hijos! Y eso es el problema más grande que tenemos. Nadie lo dice. Pero es ley de la naturaleza que los viejos viven del trabajo de los jóvenes. Cuando no hay jóvenes, los viejos tienen que morir de hambre. Tenemos una dificultad cada vez más grande en pagar pensiones aceptables, humanas, justas. ¿Por qué no tenemos jóvenes que trabajan? Las pensiones se pagan con los impuestos y las contribuciones de los trabajadores activos. La Europa que piensa ser la vanguardia del mundo se va achicando. La Iglesia se achica en Europa, y Europa se achica en el mundo. Y la Iglesia del mundo crece: Hispanoamérica, África.

Una de las cosas más importantes del pontificado de San Juan Pablo II que pocos recuerdan es que África se convirtió al cristianismo. Me refiero a la África subsahariana. Hay un crecimiento misionero de la iglesia en Asia que es impresionante, y todas estas culturas no quieren seguir el modelo europeo. ¡Pero pensamos ser la vanguardia del mundo! No sé, yo tengo una duda. Hay grandes pueblos que desaparecieron de la historia. ¿Quién se acuerda hoy de los asirios, del Imperio Kazán? No hay civilización sin una fuerte raíz religiosa.

Con Juan Pablo II

– Hablando de San Juan Pablo II, usted ha relatado en alguna ocasión que el Papa polaco le dijo: «Nunca debes decir 'es así porque lo dice el Papa', sino que 'el Papa lo dice porque es así'»...

– ¡Es verdad! ¿Cómo es que usted lo sabe tan bien?

– Bueno, ¡debo estar informado, claro!

– Si, es así; es un problema de método. Yo soy católico, pero vengo de una educación no católica. Así que tengo un poco de polémica. Los católicos piensan siempre: Eh, eh, que hay una metafísica de la cual podemos deducir leyes morales y les podemos imponer a los otros. Pero no es así. La ley moral es una ley que descubrimos. Ahora, tú y yo hablando de la experiencia de vida que tenemos tú y yo, debes decir: Es lo que he descubierto en mi experiencia humana.

Siempre recuerdo un debate en la Cámara de los Diputados. Hablamos sobre una ley de la eutanasia y todos iniciaban diciendo: Yo soy católico, pero... Yo no dije: Yo soy católico, porque todos lo sabían. Así que dije: Mirad, yo he tenido en mis brazos a una persona que gritaba: 'Déjame morir, mátame'. Pero no era eso el deseo de su corazón. Lo que ella quería decir era: 'No puedo vivir así. Ayúdame a vivir de otra manera. Dame otra manera de vivir'. Debemos ver más en profundidad.

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